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Desde mi escaño

¡Cómo viene la línea 10!

¡Cómo viene la línea 10!

Metro de Madrid es sinónimo hoy en día de azar y de retrasos, de azar porque, evidentemente, puede ser que tu convoy sufra un percance en medio del túnel o porque de repente estés diez minutos parado en una estación sin motivo aparente y sin explicación alguna. Lo del retraso, obvio, si a las horas valle le sumas los recortes de frecuencias, lo que antes hacías en 20 minutos ahora tardas 40 y eso con suerte.

Los responsables de Transportes de la Comunidad de Madrid enarbolan el argumento de que cada vez hay menos usuarios y que todo se programa en función de la demanda. Ellos han conseguido espantar a usuarios del Metro con esas abusivas tarifas tanto en el billete individual como en los bonos, pero también en los abonos. Aún así, el incremento tarifario debería haber compensado la pérdida, pero ese es un dato que se oculta interesadamente. Aquí la idea es vender que tenemos pérdidas.

Los usuarios fidelizados en Madrid son millones, de ahí que cerca de un 80% tenga su abono mensual y a los que se les cobran cantidades importantes y por adelantado para el uso y disfrute del Metro. Por eso, nadie concibe que a más subidas, menos servicios, amén de huelgas encubiertas, porque en muchas ocasiones los conductores se paran en una estación donde la afluencia es mínima (por ejemplo Pinar del Rey) y demoran en salir lo que no está en los escritos.

Normal que así mi compañero Antonio entre muchos días en la redacción diciendo: "Juanito, Juanito, como viene la línea 10". Bueno, la 10, la 9, la 8...Da para hacer toda una tesis doctoral al respecto o para que lo investigue Iker Jiménez y haga un especial de Cuarto Milenio sobre los agujeros negros del suburbano madrileño. Lo que no sé es si causará pavor o directamente una indignación del calibre 33.

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