Blogia
Desde mi escaño

Benedicto XVI: La renuncia del Papa en una Iglesia inmovilista

Benedicto XVI: La renuncia del Papa en una Iglesia inmovilista

Se dice que la Iglesia es una institución inmovilista y, cierto es, en varios aspectos de la vida actual aún se encuentra anclada en los tiempos del medievo. Sigue siendo un negociado donde impera el machismo, básicamente porque la mujer tiene un papel residual, y también el temor a que la ciencia continúe desmontando los avances de la ciencia. Afortunadamente, ya no tiene a Torquemadas de turno para quemar a quienes desmontan con la razón los argumentos arcaicos que aún esgrimen los ’sotaneros’ y ’purpurados’ para negarse a todo tipo de progreso para el bien de la Humanidad.

Sin embargo, la renuncia de Benedicto XVI ha sorprendido a propios y extraños, más aún en un mundo globalizado donde nadie es capaz de dejar la poltrona. En ese sentido, el Papa ha dado una lección de lo que hay que hacer cuando uno no se encuentra a gusto en su puesto de responsabilidad y eso que Su Santidad, precisamente, no es que haya tenido un papado convulso, más bien todo lo contrario.

Su estadía en El Vaticano ha estado plagada de algunos aciertos como intentar acabar con ciertos oscurantismos en la institución, sobre todo los casos de curas pederastas que, hasta la fecha, parecían gozar de una especial inmunidad. Por H o por B, nunca llegaban a buen puerto las investigaciones pertinentes. No es que Benedicto XVI haya dado un sonoro puñetazo sobre la mesa….pero al menos algo se avanzó en este aspecto.

Ahora, durante varias semanas, se producirán todo tipo de especulaciones sobre quién será el nuevo representante de Dios sobre la Tierra. Los cónclaves secretos, las intrigas y demás ambiciones y envidias circularán por cualquier esquina de El Vaticano. Ya son muchos los nombres que han salido a la palestra, pero, normalmente, suelen ser anuncios interesados para, precisamente, eliminar a quienes no se desea en el puesto de pontífice, una estrategia tan vieja como eficiente para esos fines. De todas maneras, salga quien salga elegido, la Iglesia seguirá siendo un mastodonte con problemas gravísimos de movilidad y de ponerse al día. Normal que al final haya cada vez un abismo mayor entre las prisas de la sociedad actual y la desesperante parsimonia de la curia.

2 comentarios

Máximo Medina -

No creo, inicialmente, que la Iglesia católica sea inmovilista, simplemente que tiene unas concepciones iniciales muy fuertes y sólidas y nadie las ha cambiado ni las va a cambiar. Si a eso se le llama inmovilismo, apaga y vámonos. En otros ámbitos de la vida no ocurre lo mismo, pues el cambio es poco menos que perpetuo y nunca estamos contentos con lo que prevalece. El Papa Ratzinger ha hecho bien en renunciar si no se encuentra con capacidad para seguir y su acción es digna de aplauso, porque cualquier otro estaría hasta el final de sus días como sus antecesores. No pretendo insinuar que los anteriores Papas debieron también haber 'dimitido', pero sorprende que en 600 años no se haya dado el caso. Si le doy la razón, amigo Velarde, en lo de las intrigas, ambiciones o envidias, pero eso tiene poco que ver con una Iglesia que pregona a los cuatro vientos justo lo contrario. La única institución que se ha ocupado de dar de beber al sediento y dar de comer al hambriento en esta horrible época de crisis. Este detalle de inmovilista tiene poco y su 'política' sigue siendo la misma desde hace más de 2.000 años porque fue la que 'dictó' un tal Jesucristo. Amén.

María -

Haciendo broma sobre el tema .... si llevaba mas de 600 años sin renunciar...normal que esté cansado su Santidad.

Pero es cierto eso de que ha dado una lección. No se encuentra a gusto, por el motivo que sea, y se va! No como otros, me refiero a ministras, maridos de ministras y demás.

Con la edad que tiene creo que ya ha cumplido su misión. No sería bueno verle como vimos a Woityla.