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Desde mi escaño

Corinna, una cortina de humo

Corinna, una cortina de humo

Urdangarín, Diego Torres, Corinna, el secretario de la Infantas…demasiados interrogantes en el aire para que los españoles nos conformemos con meras explicaciones. De eso nada, hay que llegar al fondo del asunto, resolver hasta la última incógnita, saber qué negocios ocultos y no tan ocultos ha tenido el Duque de Palma, hasta dónde conocía y desconocía su esposa, Doña Cristina, los tejemanejes de éste, sus relaciones con gente de dudosa catadura, los correos electrónicos intercambiados y con contenido sospechoso.

Lo de que Corinna se haya pegado el tour, el road-show por la prensa de papel, ciertas revistas, radios y televisiones es una muestra de que algo tienen que ocultar en la Casa Real. Esto suena a operación de maquillaje, a un lavado de cara para intentar desviar la atención. ¿Se fijan ustedes que la declaración de Urdangarín frente al juez Castro, el pasado 23 de febrero de 2013, apenas ha pasado sin pena ni gloria? Fue aparecer en la portada de El Mundo la primera parte de la entrevista con la amiga entrañable del Rey y el duque de Palma quedó relegado a un segundo lugar.

No podemos perder ni el oremos ni la perspectiva de que este señor, Urdangarín, junto a su ex socio, Diego Torres, deben nada menos que 8,1 millones de euros por el escándalo de Nóos. ¿Piensan devolver esa cantidad algún día? Parece que les van a embargar, pero en ese mientras veremos a ver cómo nos quedamos con lo que deben a través de quitarles bienes inmuebles, los días pasan y da tiempo a que esta pareja presente recursos y, de repente, vuelvan a sorprendernos con una retahíla de declaraciones, correos electrónicos y confidencias que tienen una fecha de caducidad más chunga que la de los yogures que se mete entre pecho y espalda el ministro Arias Cañete.

Aquí lo que queda claro es que el Rey era conocedor directo de las andanzas de su yerno, que los correos lo acreditan y que, aunque no lo hubiese sabido directamente, tenía constancia de lo mismo a través de los servicios secretos. A estas alturas nadie puede pensar que desde La Zarzuela no se espíen los movimientos de unos y de otros. Lo que sucede es que no está Don Juan Carlos I para dar muchas lecciones de moralidad. Él sabe muy bien por dónde van los tiros y lo que realmente le produce pavor es perder la Corinna (digo la Corona).

3 comentarios

natalia -

La entrevista a Corinna, igual que la famosa foto del Rey con el elefante, no fueron más que cortinas de humo para desviar la atención hacia algo que, como bien dices, ha pasado sin pena ni gloria siendo tan importante: que el jefe de estado estaba al tanto de los tejemanejes de su yerno y su hija, y no sólo no hizo nada, sino que los ayudó con 1200000€ a comprarse el palacete de Pedralbes.

Máximo Medina -

Este caso se ha convertido en un auténtico culebrón, pero además con malos actores y una dirección pésima en la puesta en escena. Los españoles querremos saber mucho o todo de lo que pasó, pero que lo consigamos es otra historia. Eso sí, todo tiene una pinta evidente de influencias para conseguir dinero público y luego desaparecerlo del mapa, patrio claro. Lo complicado es demostrarlo todo en tiempo y forma y eso no es tan sencillo.

María -

Siempre ha sido la Infamta Elena la que se ha llevado la mala fama, pero pero no se entiende porque motivo.

Parece que Doña Cristina, a pesar de tener estudios superiores y desempeñar un " puestazo" en la Caixa, "noosabía" muy bien qué pintaba en la empresa de su esposo, parece que estaba de mero monigote, dicho sea con todos los respetos, y que era el jugador de balonmano quién metía los goles, aunque ahora tiene amnesia, segun sus declaraciones: "no lo sé", "no lo recuerdo", a mí que me registren,...

Lo de llegar al fondo del asunto parece difícil, porque importan más los líos de faldas, eso, como tu dices lo demuestra o, mejor dicho, lo pone de manifiesto el periódico El Mundo.

Por cierto, creo que Corinna tampoco sabía que estuvo viviendo cuatro años, me temo que a nuestra costa, con nuestros impuestos, como concubina de su Majestad.

El Rey está encorinado, quién lo desencorinará, el desencorinador que lo desencorine, buen desencorinador será.

Dicho sea también, todo esto, con todos los respetos.


Creo que la Monarquía debe ser ejemplar y, por supuesto, parecerlo, de lo contrario pierde su razón de ser.


@MMariaSp