Los 8 años de Clavijo

Lo reconozco y no me duelen prendas, he sido muy crítico con Fernando Clavijo, actual alcalde de San Cristóbal de La Laguna por su cercanía con el tema de las siete estrellas verdes y esos preceptos protoindependentistas, pero también he de decir en su favor que ha puesto sobre la mesa una medida que es pura coherencia, que los dirigentes no deberían de permanecer más de 8 años en un cargo, que dos legislaturas y a otra cosa mariposa.

El primer edil nacionalista entiende que la permanencia en una poltrona no puede ser perpetua, que al final todo en política pasa, que nada es duradero ni mucho menos eterno. La reflexión de Clavijo me ha gustado, máxime por la valentía que supone soltarla en un partido donde la perpetuidad en los puestos claves de la administración ha sido la moneda de uso común (Manuel Hermoso, Miguel Zerolo, Isaac Valencia, José Luis Perestelo, Paulino Rivero).

Además hay otro aspecto relevante en las palabras del alcalde lagunero que es su juventud. Clavijo no tiene demasiados años, es un político que tiene una visión muy abierta, que no está anclado en el pasado, que cuenta con unas ganas tremendas de trabajar por su municipio y que ha heredado el trabajo a pie de calle de su antecesora y ’madrina’, Ana Oramas. Normal, desde luego, que La Laguna esté a día de hoy muy por encima de la capital de la isla, Santa Cruz de Tenerife. Mientras en la Ciudad de los Adelantados se innova, en ’chicharro city’ sufren una preocupante obsolescencia.

Cierto es que a Clavijo le sucede un pequeño problema para poder cumplir su promesa de estar solo ocho años, que tendría que abandonar su cargo a mitad de la siguiente (en el caso de resultar elegido en las urnas). Y es que él accedió al cargo en 2009, cuando Ana Oramas renunció a su puesto de alcaldesa para irse a Madrid. Lo lógico, en este caso, es que Clavijo agotase por entero el segundo mandato. En este caso, hay que ser flexibles, digo yo.