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Desde mi escaño

La 'dignidad' de Lucía

La 'dignidad' de Lucía

¡Qué pena da Lucía Etxebarría! Una escritora de su talento, de su elevadísimo nivel cultural, de su magna y vasta riqueza literaria y la pobre se ha visto forzada por las circunstancias (una deuda con Hacienda) a meterse en un reality de Telecinco que lleva el nombre de ‘Campamento de Verano’. Bueno, en realidad la insigne escritora ya no está en este show porque ella misma, desde el minuto uno, evitó en la medida de lo posible integrarse con sus compañeros de reparto. No sólo es que ella se creyera la cream de la cream de la sociedad, sino que encima afeaba a los demás que no tuviera su intelecto y, por supuesto, que no hubiesen escrito un solo libro, máxime que ella es una ganadora de, entre otros, el premio Planeta.

Pues bien, la realidad es muy diferente de como la pinta la señora Etxebarría. A ella jamás la forzó nadie a meterse en esa aventura y menos aún a pasar por el ‘Sálvame Deluxe’. La escritora, tan digna de ella, buscó una forma para poder solventar sus problemas con el fisco y pensó que entrando en un reality (esos que tanto ella había denostado porque los cultos no van a esas cosas) podría arreglar sus números y, de paso, con un poco de suerte, nadie se enteraría de que estaba rebajándose (según sus creencias) a estar entre la chusma selecta del panorama catódico ibérico.

Sin embargo, querida Lucía, con tu actitud demostraste una cosa, amén de no conocer de qué va un reality. Eres una clasista de tomo y lomo, una progre de cartón piedra, más falsa que un billete de seis euros, un personaje que va de tolerante, pero que en realidad, cuando pasan ciertas cosas a tu lado te escandalizas como si alguien hubiese cometido el mayor de los pecados o de los perjurios.

Tu actitud no sólo es que haya dejado mucho que desear, sino que te has convertido por méritos propios en la tipa arrastrada que buscabas unas monedas sin ofrecer nada a cambio. Los realities, ganadora del Planeta, viven del morbo, de la bronca, de los enfrentamientos, de la tensión. No quieren setas ni vendedores de enciclopedias. Fíjate, si hubieses sido realmente inteligente, ya que posees tanto talento e imaginación, podías haber estirado el chicle hasta el final y después haber tenido historias y argumentos para un best seller titulado ‘Cómo sobrevivir a un reality: paso a paso del manual del buen canalla’. En fin, querida Lucía, una oportunidad perdida y unos cuantos lectores menos tras comprobar in situ cómo eres realmente, una tipa con más trampas y mentiras que una película de chinos.

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