Banquillos vedados

¿Por qué el banquillo parece vedado para las mujeres? Si ustedes hacen un repaso exhaustivo a los equipos de Primera, Segunda o Segunda División B, así como los de la Superliga Femenina de fútbol, resulta que ninguno tiene una mujer como primera técnico, siquiera como ayudante. Hablamos de más de 130 conjuntos que no tienen para nada en cuenta la experiencia o el punto de vista diferente que puede aportar una ex jugadora a un equipo que no es capaz de alcanzar sus objetivos deportivos.

Triste es decirlo, pero sigue sin interesar abrir las puertas de un ámbito tan machista como es el balompié y las que han hecho incursión a modo de presidentas o jueces de línea han recibido, pásmense ustedes, hasta los improperios de otras féminas. Y no es algo que me hayan contado. Uno, que en sus años mozos era cronista de fútbol, baloncesto, balonmano y lo que cayese, tuvo la ocasión de ir a ver más de un partido al Pablos Abril, en el barrio de Taco, en San Cristóbal de La Laguna (Tenerife) y observar como en la grada una señora gritaba desaforadamente a una colegiada que lo mejor que podía hacer es estar en su casa "fregando la loza y preparando la comida a su esposa". Real como la vida misma.

Sin embargo, no creo que todo esté perdido. Hay opciones aún de reinsertarnos como sociedad y empezar a ver normal que las mujeres también cuenten a la hora de entrenar. Una periodista y escritora a la que tuve ocasión de entrevista hace sólo unos días en Periodista Digital, Alejandra Alloza, ponía el dedo en la llaga hablando de su libro, ’Tacones en el banquillo’ y recordaba como un plantel como el del Betis estaba que se deshacía en elogios con la psicóloga Patricia Ramírez, una profesional que lo dio todo para que los jugadores se desbloquearan mentalmente y consiguieran sus logros. De hecho, en más de una celebración, los futbolistas iban a abrazar a Patricia como si ella hubiese sido la artífice del gol anotado.

Confío plenamente en que en un tiempo no demasiado lejano, a la nómina de los Ancelotti, Tata Martino, Simeone o Djukic tengamos que añadir el nombre, por ejemplo, de Pilar Vargas Rodríguez, que no es un personaje de ficción, sino una loca del fútbol, pero que aún no ha visto su sueño cumplido de poder dirigir en las divisiones que tienen importancia. Pero le llegará la ocasión, seguro.