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Desde mi escaño

En defensa de Toñi Moreno

En defensa de Toñi Moreno

Voy a ser políticamente incorrecto, pero me posiciono en el lado de Toñi Moreno, esta presentadora tan pizpireta que tiene TVE, presentadora de ‘Entre todos’, y  la que le ha caído la del pulpo por decir que con el tema de la violencia de género, “o bien se denuncia, o bien se calla una para siempre”. Esta frase, que sacada de contexto podría ser una bestialidad, vino como consecuencia de una entrevistada que, aprovechando que pedía una ayuda, ya que estaba criando a su hijo sola, metió por medio que su ex pareja la había maltratado, pero que no había denuncia alguna. La respuesta de Moreno, aunque pueda entenderse fuera de tono, analizada fríamente tiene su punto de razón.

Sinceramente, en España el tema de los maltratos se ha banalizado hasta extremos insospechados, la legislación dio rienda suelta para que se cambiaran denuncias a cambio de papeles, a que la simple denuncia de una persona (sin más pruebas que su palabra) hiciera que, por ejemplo, quien les escribe, tuviera una orden de alejamiento hasta el día del juicio y que luego todo quedase en agua de borrajas tras demostrarse la falsedad de la denuncia. Eso sí, no hubo consecuencias judiciales para esa individua llamémosla X.

Sé que ahora a Toñi Moreno y, por extensión, a TVE, les va a caer la del pulpo y van a decir que han puesto en duda el testimonio de una telespectadora. Pero, ¿cómo no ponerlo en duda? Podemos convenir que hay hombres que se comportan como verdaderos desertores del arado, tipos que están más próximos a ser ejemplares de la época de las cavernas. Sin embargo, si lo que decía esta mujer era cierto y ya se supone que está separada, ¿a qué viene ahora soltar eso? De verdad, es que no lo entiendo y además es que me pongo enfermo.

Insisto, todo esto viene de la trivialización que han hecho determinados programas centrados en la casquería donde cuatro pedorras lanzaban  a los cuatro vientos que iban a denunciar a su pareja por cualquier motivo. Es decir, primero se aseguraban el cheque y después, en todo caso, ya irían (si les sobraba tiempo) a comisaría. Lo que quiso evitar Toñi Moreno era un espectáculo similar. Sin denuncia, sin posibilidad de que la otra parte pudiera defenderse, nada de dar pábulo a una historia que podía ser creíble o una mera fabulación.

 

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