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Desde mi escaño

Frenando (Alonso) que es gerundio

Frenando (Alonso) que es gerundio

¡Qué llorón es Fernando Alonso y qué llorones los alonsistas! Ya está bien de justificarse ante resultados mediocres, de relativizar o minimizar los éxitos de los contrarios, de que los compañeros que le ponen en sus escuderías siempre son unos patanes, que si los mecánicos no dan con la puesta a punto. Reconozcamos los hechos, Alonso ganó dos mundiales, 2005 y 2006, pero a partir de ahí, especialmente desde 2007, el piloto asturiano sólo ha ido acumulando excusas y más excusas para evitar la crítica directa a la hora de haberse quedado en el quicio de lograr su tercer entorchado o para no dar explicaciones de por qué, tras el pastón gastado por Ferrari, su rendimiento ha sido poco menos que insuficiente.

Estos años la queja primordial eran los Red Bull, que si Vettel, que si Webber, que si el safety car, que si el reglamento. Y en esta temporada en la que ya se ha dado el banderazo de salida, ahora resulta que los que dominan el mundial son los Mercedes de Hamilton y Rosberg…pero es que Alonso en el último premio disputado hace unos días ha quedado noveno…¡y a 32 segundos del ganador de la carrera!

Desde luego, no voy a ser quien sostenga que Alonso es un manta, por supuesto que no, pero quizá habrá que empezar a reconocer que hay pilotos y escuderías que están sabiendo hacer las cosas, que no siempre el imperio del caballo rampante que es Ferrari puede dominar este gran circo de la Fórmula 1, que ahora hay otros equipos igual o con mayor potencial económico que los italianos y que, por tanto, han sabido invertir a la perfección cada euro.

Por supuesto que aún queda Mundial, pero tal y como están los Mercedes, todo parece indicar que tras el monólogo Vettel podemos asistir a un monográfico de Hamilton, aunque siempre con el riesgo que supone ver al británico en situación de ganador puesto que justo cuando tiene todo en su mano para vencer, acaba haciendo alguna de Pier Nodoyuna. Pero Alonso tiene que replantearse su estrategia, competir como en sus primeros años y dejarse de excusas de mal perdedor. Claro, que también parte de la culpa hay que buscarla en esos palmeros mediáticos que en vez de retransmitir una carrera se pone el mono rojo de Ferrari y hacen periodismo de bufanda.

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