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Desde mi escaño

Selección Española: la revolución necesaria

Selección Española: la revolución necesaria

No es tiempo ya para andar lamiéndose las heridas de guerra. La España futbolera debe mirar hacia adelante y poner sus ojos en la Eurocopa de Francia 2016, donde clasificarse para la fase final parece un chollo, pero es mejor andarse con pies de plomo dado el excelso ridículo que hemos hecho en este Mundial donde aún nos queda un partido a título de inventario frente a Australia, posiblemente una de las condenas más amargas para cualquier deportista, tener que jugar un encuentro donde no te juegas nada y sabes que estás fuera de la gran fiesta, pero que habrá que tomarse medianamente en serio si no queremos cerrar con un cero enorme nuestro casillero de puntos.

Contra los aussies sería deseable sacar a todos aquellos jugadores que tengan visos de continuar en la Selección, aunque vista la convocatoria, pocos van a seguir, seguramente empezando por Casillas, Xavi, Villa, Xabi Alonso, Fernando Torres, Albiol o Reina. Seguramente, ahora se echa de menos a gente como Carvajal, Fernando Llorente o Negredo y tal vez sea culpa de Del Bosque, de haber hecho para esta ocasión una convocatoria más basado en fidelidades que en capacidades (al menos por lo visto este año). En la medular parece que tenemos futuro, incluso en defensa parece que tampoco hay demasiados problemas, pero arriba, en punta, hemos sido un completo caos. Diego Costa no ha sido referencia, Torres, en su línea, gris plano; y David Villa (¿para qué le han llamado?) ha sido un perfecto calentador de banquillo.

Quizá la Federación Española se encuentre con la suerte de tener en el banquillo a un señor como Del Bosque que, lejos de enrocarse en el cargo, será el primero en dar un paso al costado si considera que él no puede encabezar la revolución necesaria en nuestra Selección Española. En los últimos tiempos sólo recuerdo a dos seleccionadores que persistieron en seguir a pesar del clamor popular en su contra, Luis Suárez, que siguió tras Italia 90 para caer meses después en una fase de Eurocopa lamentable y Javier Clemente, que tras Francia 98 continuó en su cargo por amistad con Villar y tuvo que ser una selección menor como Chipre la que pusiera en órbita al de Baracaldo.

Eso sí, no dejemos de lado que el mal juego de España en este Mundial de Brasil también fue provocado por dos selecciones que han sabido jugarnos y anularnos sobre el campo. Holanda y Chile han sido dos escuadras que nos han mojado la oreja, que sabían perfectamente cómo jugarnos y, hasta quizá, nos han hecho un favor al ponernos los pies sobre la tierra. Y es que la estrella mundialista sólo se gana desde el trabajo, la humildad y el respeto y quizá nosotros hemos vivido desde la última Eurocopa en una burbuja. Así que ahora toca hacer borrón y cuenta nueva sin más premuras.

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