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Desde mi escaño

¿Aclamados por ser deportistas o ser gays?

¿Aclamados por ser deportistas o ser gays?

¿Saben qué es lo que tienen en común Ian Thorpe, Amélie Mauresmo, Gareth Tomas, Thomas Hitzisperger, Michael Sam, Anton Heysén, John Amaechi, Orlando Cruz, Martina Navratilova o Tom Daley? La respuesta que a todos se nos vendría a la mente es que son deportistas o exdeportistas, muchos de ellos en el top ten de la élite mundial en distintas especialidades, fútbol, tenis, baloncesto o natación. Pero, sin embargo, para el diario El Mundo y su suplemento de los sábados, ‘La Otra Crónica’ son deportistas que en su momento decidieron salir del armario, confesar su homosexualidad y, de postre, terminar por reclamar que deportistas españoles empiecen a declarar abiertamente que son gays.

Aun a riesgo de que alguien puede no entender esta columna y rápidamente me obsequie con apelativos como rancio o retrógrado, diré que estoy abierto a todas las tendencias sexuales, que nadie a día de hoy se puede llevar las manos a la cabeza porque vea a dos mujeres o a dos hombres viviendo como pareja de hecho y derecho. Oiga, cada cual tiene que ser libre de disfrutar y de enfocar su vida como mejor le plazca y le satisfaga. Hay que ser respetuoso con todo, desde la condición sexual, a las creencias religiosas o la ideología política que cada quien escoge. Es un derecho inalienable.

Sin embargo, y que perdonen quienes no me comprendan, no llego a verle la ventaja a que alguien declare abiertamente que es gay. ¿Es acaso un hecho diferencial? ¿Está cometiendo algún pecado? Que yo sepa, no. Aunque no es el caso, pero imaginemos que mañana Iker Casillas, por poner un ejemplo, se declara abiertamente homosexual. ¿Eso perjudica o beneficia a su carrera?

Entiendo que hay una moda de que lo ‘cool’ es reconocer que uno es gay, que es lo que se lleva ahora, pero es que a cualquiera de los deportistas citados anteriormente nadie los admira por su condición sexual, sino por su destreza a la raqueta o en las calles de la piscina. Sinceramente, hemos avanzado suficiente (aunque aún queden muros y trabas mentales que derribar) como para que no tenga que ser noticia que el deportista más afamado en su disciplina salte a las primeras planas no por sus éxitos, sino por sacar a la luz algo tan íntimo como su condición sexual. Aquí hay algo que no me cuadra, de verdad.

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