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Desde mi escaño

Decisiones desnatadas: El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife derribará la vieja fábrica de Celgán, pero deja de lado a sus indigentes

Decisiones desnatadas: El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife derribará la vieja fábrica de Celgán, pero deja de lado a sus indigentes

El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife corta por lo insano y en breves semanas, según ha anunciado el concejal de Urbanismo, José Ángel Martín, va a proceder al derribo de la vieja fábrica de Celgán, enclavada en una parcela privada, pero que, dado el peligro que conlleva su actual estado de herrumbre y que pudiera afectar a otras estructuras anexas, ha optado por intervenir de una vez por todas. Eso sí, sólo solventa una parte del problema, es una medida a medias, parcial y desnatada, ya que sólo se elimina el problema de la seguridad, pero no el convivencial y asistencial de aquellos indigentes que aún son capaces de superar el miedo a un posible derrumbe con tal de asegurarse un techo en el que poder pasar las noches.

El mal estado de la abandonada fábrica de Celgán es una cuestión que se ha venido denunciando desde diversos estamentos sociales de Santa Cruz de Tenerife. El edil de Ciudadanos, Guillermo Guigou, Proyecto Hoy o Sonrisas Canarias han denunciado el hecho por activa y por pasiva, sus reivindicaciones han salido continuamente en los medios de comunicación (al menos en aquellos interesados en dar a conocer la verdad) y el equipo de Gobierno de CC y PSOE no debían ser ajenos a ello, entre otras razones porque el gabinete de prensa dirigido por el siempre eficiente señor Juan Galarza habrá hecho acopio de todo lo que se ha dicho sobre este asunto.

Sin embargo, en el consistorio capitalino se ha instaurado desde hace mucho tiempo esa insana costumbre de dejar que las cosas se arreglen por sí solas o que el tiempo acabe por pudrir y evaporar los problemas (ni que fuesen avezados y avanzados pupilos de Mariano Rajoy), pero hay cuestiones que por muchos años que pasen se pueden obviar y la situación de quienes han vivido y aún pernoctan en las ruinas de la vieja fábrica de Celgán es algo sobre lo que no puede hacerse borrón y cuenta nueva.

¿Alguien le ha pedido explicaciones al señor Martín o al señor Bermúdez, vicealcalde y alcalde respectivamente, de lo que se hará con respecto a los indigentes que duermen ahí? ¿Se les buscará acomodo en un albergue, esperarán a que alguno aparezca muerto en alguna cueva del Barranco de Santos o piensan que una vez derribada esa ruinosa molicie esas personas que viven en la marginalidad se disiparán como pompas de jabón? No sólo hay que ver el aspecto material, sino también el humano. Pero algunos sólo se mueven por lo primero y más en tiempo de elecciones.

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