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Desde mi escaño

San Andrés, sin escollera del derecho y del revés

San Andrés, sin escollera del derecho y del revés

Lo que están sufriendo los vecinos del barrio capitalino de San Andrés ya es de traca. Después de años de promesas, de vacuos anuncios desde el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, de que se arreglará de una vez por todas el problema de las inundaciones que sufre regularmente el pueblo unas cuantas veces al año por mor del oleaje, lo cierto es que nada se está haciendo al respecto. Y es que, en cuanto pasa el susto de ver las calles anegadas de agua, los políticos que mal gobiernan el Consistorio se olvidan de sus promesas y vuelven a dejar al barrio costero al socaire de un nuevo temporal marino.

El pasado 27 de agosto de 2014 Canarias estuvo azotada por fuerte oleaje y ya se imaginarán ustedes quiénes volvieron a pagar las consecuencias, los vecinos de San Andrés que volvieron a vivir el temor a una llegada masiva de olas que inundase sus viviendas y sus negocios. Eso sí, como ahora estamos ya a pocos meses de las elecciones municipales, rápidamente el Ayuntamiento habilitó una nutrida cuadrilla de empleados de la limpieza, así como máquinas limpiadoras y palas excavadoras por si había que recoger piedras y arena. Para rematar el circo, agentes de la Policía Local, efectivos de Protección Civil y una unidad móvil de la Televisión Astronómica (digo Autonómica) para que abriera a todo trapo tanto en el informativo del mediodía como en el de la noche.

Seguramente, el costo de tener ocupados a todos estos empleados podría haberse ahorrado hace mucho tiempo de haber habilitado la famosa escollera, aunque también, conociendo a los dirigentes de Coalición Canaria, la culpa de que ésta no esté habilitada la tendrá el Gobierno de la nación, que es el remedio ideal para quitarse de encima cualquier responsabilidad a escala local.

También es verdad que los votantes de San Andrés no le son de gran relevancia a los nacionalistas que siempre han venido utilizando a este barrio como laboratorio de prueba de sus más locos despropósitos, desde los disparates hechos en Las Teresitas, el mamotreto fantasma o la pasividad a la hora de resolver algo tan esencial como la seguridad básica de los habitantes de este núcleo con las inundaciones que, como poco, tienen lugar media docena de veces al año.

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