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Desde mi escaño

El ratero de Rato

El ratero de Rato

Pablo Sebastián y su mordiente ‘Perro Marcelo’ han dado con la clave a la que muchos llevábamos dando vueltas desde hace más de una década y no era otra que por qué José María Aznar había optado por Mariano Rajoy como su sucesor y no por el omnipotente (y también omniprepotente) Rodrigo Rato. El periodista, que también pasó por los micrófonos de Radio4G, en el programa ‘Rojo y Negro’ relató ante Alfonso Rojo, Luis Balcarce y Alejandra Alloza que el expresidente se decantó por el ‘Pontevedro’ porque no se fiaba de Rato y de sus tejemanejes económicos. Desde luego, a la vista de los hechos que estamos viendo en el transcurso de estas semanas, normal que Aznar cogiese el tippex, borrase el nombre de su vicepresidente económico y señalase con su dedo a Rajoy. Visto ahora con perspectiva, la elección fue la adecuada.

Rodrigo Rato, al que ahora le pide el juez Andreu tres millones de euros para evitar la cárcel por el tema de la gestión desastrosa de Bankia, parece ser que también la lío en el Fondo Monetario Internacional. Lo que para España era un lujazo, ocupar el sillón de uno de los organismos que cortan el bacalao de la economía mundial, resulta que para el ‘ratonero ratero’ de Bankia fue una pesadilla, ya que no podía maniobrar a su antojo. Aquello no eran los negocios de la familia o el Palacio de la Moncloa. Allí se vio agobiado con tanto control y acabó por irse antes de que, posiblemente, tal y como dice Pablo Sebastián, le echaran con algo más que cajas destempladas.

Ahora queda por ver si el PP tiene los redaños suficientes como para coger a Rato Figueredo y ponerle en la mismísima calle de Génova 13. Este sujeto ha hecho mucho daño a la credibilidad económica de España y ha conseguido tenernos engañados a muchos que creíamos que este era el hombre milagro que necesitaba nuestro país. Pamplinas. Nos hemos despertado a tiempo del sueño y Rato no es más que un vulgar delincuente, un jeta de tarjeta y etiqueta negra, un tipo siniestro, malencarado, mendaz y que no tendría reparo alguno en vender a su mismísimo padre.

Esperemos que no se cumpla por esta vez la predicción de Pablo Sebastián y Rajoy no se duerma y ponga a este elemento en el sitio que le corresponde, fuera de toda órbita política. Lo malo es que el presidente es amigo de dejar pudrir las historias a las que no quiere meter mano…y esto, precisamente, es de los temas que a él ni le gusta mirar ni tampoco tocar.

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