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Desde mi escaño

El truco para desimputar a la Infanta Cristina

El truco para desimputar a la Infanta Cristina

Era previsible, pero no por ello deja de sorprender. La Justicia española ha vuelto dar una muestra fehaciente de que no todos los españoles somos iguales ante la ley. La Infanta Cristina, imputada por delitos fiscales y de blanqueo de capitales, ha sido exonerada de lo segundo y, por tanto, se pone la alfombras roja para que al final acabe siendo desimputada y, de paso, se evite el mal trago de tener que sentarse en el banquillo en un juicio, una imagen que desde la Casa Real (que respeta siempre las decisiones judiciales…cuando le sale a favor, claro) se quiere evitar a toda costa, aunque está claro que la esposa de Felipe VI, Doña Letizia, no le haría ascos a ver a su cuñada pasándolas de a kilo ante un magistrado.

Lo cierto es que la jugada maestra que estaba prevista es que hoy la Audiencia Provincial le quitase toda imputación a Doña Cristina, pero el acojone que hay es tan grande con todos los casos de corrupción que han estallado en los últimos tiempos en España que, si encima, le retiran todos los cargos a la Infanta, esta noche media España quema la otra mitad. Hubiera sido un escándalo de proporciones colosales que nadie estaba dispuesto a asumir.

Por eso, y el lenguaje no verbal o gestual ayuda bastante, el abogado de la Infanta, Miguel Roca, estaba como unas pascuas comentando ante los medios la sentencia. Lo importante para ellos era que la imputación por delitos de blanqueo de capitales desapareciese del panorama judicial y así tener el camino expedito para poder conseguir en un sencillo movimiento que la imputación por delito fiscal acabe siendo también historia.

Veremos a ver qué pasa en las próximas semanas y en los próximos meses, pero mucho me temo que cuando haya pasado la fiebre de todas las escandaleras motivadas por la corrupción, saldrá un auto por la puerta de servicio y la Infanta y cónyuge, Urmangarín, el del Talonmano, podrán seguir disfrutando de la neutral Suiza y riéndose a mandíbula batiente de todos los españoles que sólo por unos segundos nos creímos al Rey jubilado cuando dijo aquello de que la “Justicia era igual para todos”.

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