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Desde mi escaño

Las trolas de altos vuelos de Air Europa

El incumplimiento en los servicios que una empresa presta debería tener consecuencias inmediatas. No es de recibo, por ejemplo, que una compañía transportista se cisque en uno de los preceptos más importantes, el de la puntualidad, y que encima sus responsables se vayan de rositas. Pues bien, en España estamos desgraciadamente habituados a estas tomaduras de pelo, a estos cortes de manga o, en este caso, a un corte de alas como el que le ha hecho Air Europa este 20 de diciembre de 2014 a los pasajeros del vuelo UX9059 que, desde la terminal 2 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, ha demorado con explicaciones falsas su salida, de tal suerte que en vez de salir a las 7.05 de la mañana, lo ha hecho alrededor de la ocho.

Uno, que viaja con cierta frecuencia, comprende que cuando surgen problemas técnicos o congestiones aéreas no queda otra que esperar, pero al menos que te cuenten la verdad. Sin embargo, lo de hoy roza el más completo de los despropósitos. A las 6.20 viene una auxiliar de tierra para que los viajeros con tarjetas de embarque comprendidas entre las filas 30 y 44 se fueran poniendo en la cola. Pues bien, no sería hasta las 7.20 cuando comenzó a producirse el mismo.

Ante la demora y la falta de explicaciones de las dos auxiliares que estaban en la puerta, el único mensaje que se dio fue que el avión que debía llevarnos a Tenerife no había llegado aún a Madrid. El argumento hubiese colado de no ser porque vimos desde la cristalera que el avión que llevaba estacionado desde mucho antes de las 5.30 de la mañana era, fíjense ustedes, el que al final nos correspondía. Es decir, encima de mentirosos, tontos de capirote porque todo el mundo se dio cuenta de la trola indecente que nos quiso colar el personal de Air Europa.

Evidentemente, ningún responsable de la compañía se acercó a pedir disculpas y todo el marrón se lo tuvieron que comer las dos auxiliares que iban poniendo caras de circunstancias cada vez que un pasajero les recordaba la tomadura de pelo de la que acababan de ser víctimas. Ellas lo único que acertaban a decir es que la compañía les daba una información y que simplemente se limitaban a transmitir la misma. Por supuesto, ya dentro del vuelo, disculpas tipo standard y a otra cosa mariposa. Eso sí, para cobrarte el café y el croissant no se demoraron ni un segundo.

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