Blogia
Desde mi escaño

Bolinaga, una cosita: "Y bailaré sobre tu tumba"

Un hijo de puta menos sobre la faz de la Tierra. Hoy, al igual que hacen esas sórdidas ratas con pasamontañas en pueblos como Rentería, Arrasate, Eíbar, Mondragón, Zarautz, Elgoíbar, Sestao y así un largo etcétera de municipios en las que han vivido como auténticos caudillos del miedo los seguidores de ETA, habría que disparar decenas de miles de fuegos artificiales y que el champán corriese a espuertas para celebrar la muerte del mayor malnacido que puede parir una madre, el desalmado y criminal sanguinario Josu Bolinaga.

Porque no me dejan oficiar a mí el funeral (que también manda trillo que haya curas en la iglesia vasca que tengan los huevos de ofrecerse a tal papelón) porque si no le pondría como marcha nupcial el ‘Y bailaré sobre tu tumba’, de Siniestro Total. Sí, me alegro enormemente de que este bicho, de que esta puta lacra social haya estirado la pata. La pena que no lo hizo hace dos años y medio, pudriéndose en la cárcel o, mejor aún, que no hubiese muerto cuando estaba en el interior del vientre materno. Estos especímenes deberían fenecer de un aborto natural y entonces sí que podríamos decir que la naturaleza es sabia.

Este hijo de puta fue el carcelero de José Antonio Ortega Lara al que le llegó a negar, incluso un triste vaso de agua. Si no llega a ser por la valerosa y decidida acción de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, el entonces funcionario de prisiones hoy estaría dos metros bajo tierra. Afortunadamente, todos los hombres de bien celebramos que Ortega Lara siga vivo y que haya podido ver pasar por delante de su puerta el cadáver del injerto malparido de Bolinaga.

Ya tenemos un bicharraco menos y ahora a ver si tenemos suerte y corren la misma suerte los Santi Potros, Josu Ternera o De Juan Chaos, unos pistoleros sin alma que se han beneficiado, vaya usted a saber por qué, de la generosidad de un sistema de reducción de condenas increíblemente alabado por esa cosa amorfa que dirige el Ministerio del Interior, un tal Jorge Fernández Díaz, que mucha estampa y mucho rendir homenajes a las Santas, pero que a la que te descuides pone en la calle a esta panda de sanguinarios. Menos mal que lo que no hace el ministro ni la Justicia, que es que se pudran en la cárcel, lo hace un cáncer. Por una vez, me alegro de que esa enfermedad se lleve a alguien por delante. Un hijo de puta como Bolinaga no merecía vivir y era un insulto diario a las víctimas verle vivito y coleando.

0 comentarios