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Desde mi escaño

El miserable de Eduardo Garzón

La miseria humana se demuestra cuando hay una catástrofe. Es matemático, pero en cuando se produce el hundimiento de un barco, hay un asesinato de los dibujantes de una revista satírica o se cae un avión, siempre surge el imbécil de turno a poner su granito de arena para que todo el mundo hable de él, aunque sea mal. El problema es que a veces algunos utilizan el parentesco para darse a conocer y dejar mal a su familiar cuando éste no tiene ni arte ni parte.

Me estoy refiriendo a Eduardo Garzón, hermano de Alberto Garzón, el diputado de Izquierda Unida y candidato a las elecciones generales, que no ha tenido mejor idea que escribir en Twitter que lo que había pasado con el avión caído de Germanwings era producto de la preocupación por los beneficios y no por la seguridad aérea. ¿Hace falta ser más miserable¿ ¿Hay quién le has empatado tú, mamarracho? Lo peor ya no fue el tuit inicial, sino intentar después justificar esas afirmaciones y encima acusar a los demás de malinterpretar lo que estaba perfectamente bien claro, que este tipejo es mala gente, que destila mala baba y que, eso sí, igual no hace la misma broma si se cayese un avión de Corea del Norte o de Cuba, por poner dos claros ejemplos.

Eso sí, la miseria humana no es patrimonio sólo de este sujeto. También, como bien dirían Salvador Sostres y Alfonso Rojo, Twitter es la patria y el refugio del tarado. Sólo así puede haber gentuza que hace sólo unas horas deseaba que cayese otro avión sobre la cabeza de quien programó en Telecinco un especial informativo sobre el siniestro aéreo en Los Alpes y que ha dejado un saldo de 150 fallecidos. Esa panda de tuiteros reclamaba que la cadena le pusiera el programa Mujeres, Hombres y Viceversa y se dejase de hablar del accidente. A esa chusma le ponía yo un plato de vómito para que ellos mismos se diesen cuenta de lo que son, personajes vomitivos, gente de baja estofa con instintos y alma aún peor.

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