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Desde mi escaño

Atlético de Madrid: 112 años de historia en la que por fin vuelve el inconformismo

Este 26 de abril de 2015 se cumplen 112 años de historia del Club Atlético de Madrid y lo hace en esta oportunidad en uno de sus mejores momentos de su más que centenaria vida. El conjunto que dirige desde el banquillo Diego Pablo Simeone no ganará este año ningún título (lo de la Supercopa de España es una propinilla), pero al menos ha sido un conjunto que ha competido perfectamente en todos los torneos que ha tenido que afrontar durante este curso y, lo que es más importante, que se esperan refuerzos de postín de cara a la temporada que viene, amén de consolidar el bloque que ya está formado.

Resulta evidente que la llegada del preparador argentino ha supuesto un revitalizador indiscutible para el Atlético de Madrid. Esta entidad, a finales de 2011, apuntaba a un fracaso histórico de dimensiones colosales. Rozando los puestos de descenso, eliminado a doble partido por un Segunda División B, el Albacete y sólo vivo en una competición como la Europa League, el Atlético de Madrid estaba desnortado, sin una idea de juego y con unos dirigentes, Cerezo y Gil Marín, que eran incapaces de mover el árbol para que cayese del mismo la manzana (o en este caso Gregorio Manzano). Al final, viendo que la masa social podría acabar incendiando (metafóricamente) el Vicente Calderón acabaron por contratar al remedio necesario para el conjunto rojiblanco, Simeone.

Desde su llegada al conjunto de la ribera del Manzanares, el cuadro madrileño fue escalando peldaños con una rapidez inusitada. De un descenso casi seguro acabó llevándose la Europa League, se quedó a un suspiro de haberse metido en Champions. Al curso siguiente se clasificó para la gran competición continental, ganó la Copa del Rey y la guinda hace un año, alzándose con la Liga y estando a minuto y pico de haberse hecho con la Champions League.

Es posible que en esta temporada se haya bajado el nivel al que nos habíamos acostumbrado desde 2012, pero por lo menos se ha conseguido algo que era impensable, que haya vuelto el inconformismo a la grada del Calderón y ahora se lamente no haber pasado a semifinales en la Copa de Europa. Aún me acuerdo de aquella frase del periodista Iñako Díaz-Guerra cuando decía muy acertadamente que si los aficionados de los años 60 y 70 viesen a los hinchas celebrar un ascenso de Segunda a Primera o ser cuartos en la Liga se quedarían flipados. Pero es que es lo que llegó a pasar, que llegamos a pensar que habíamos tocado el cielo con llegar a poder jugar una previa de Champions. Ese es el mal que nos dejó el gilismo.

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