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Desde mi escaño

El carota de Pablo Iglesias exige que paguemos el desmadre heleno de Tsipras

Seguro que muchos de ustedes se acuerdan de la fábula de la hormiga y la cigarra. Mientras la primera se dedica todo el verano a recolectar alimentos para poder hacer frente al crudo invierno que se avecinaría, la segunda, muy chachi ella, pasó olímpicamente de mover una sola pata a la hora de trabajar, pensando que la comida iba a estar permanentemente a su disposición independientemente del tiempo que hiciera. El resultado fue que mientras la hormiga pudo pasar unos meses cálidamente en su casa, a la cigarra le cayeron todos los males.

Pues bien, la versión moderna de esta fábula la quieren reescribir Pablo Iglesias y Alexis Tsipras hasta el punto de que pretenden que lo que se premie en pleno siglo XXI sea la vagancia, la galbana, la dejadez y el no dar un palo al agua, mientras que al cumplidor, al trabajador y al eficiente se les condene a cubrir los agujeros financieros que han provocado las fiestas de los maleantes. Dicho de otro modo, lo que el presidente heleno y su amigo el coletas quieren es que la Unión Europea tenga no sólo misericordia de Grecia, sino que además se vean obligados a cubrir su pufo económico.

Es decir, mientras en España, desde finales de 2011, hemos tenido que soportar toda clase de recortes y medidas de austeridad para sacar al país de la crisis, ahora resulta que también tendríamos que vernos abocados a pagar los platos rotos de unos caraduras como son Tsipras y Varufakis, secundados desde Madrid por Pablo Iglesias que vuelve a erigirse en el defensor de lo peor que existe en cada casa.

Y es que al de Podemos le ponen mucho esos modelos en el que los ciudadanos se vean limitados, bien en los supermercados, como pasa en la Venezuela de Nicolás Maduro o en los cajeros automáticos, caso de Grecia. Tsipras ha conseguido superar el corralito argentino y los helenos no podrán sacar diariamente más de 60 euros a través de los terminales bancarios. ¿Qué tipo de futuro puede esperarle a España si llega a La Moncloa un tipo siniestro como Pablo Iglesias? Aquí, estoy convencido de ello, la primera restricción será la de la libertad de expresión. Los medios no dóciles con el poder, cerrojazo y tente tieso.

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