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Desde mi escaño

Ridículo y bochorno del equipo español de la Copa Davis: ¿Nos emborracharon con vodka o qué?

¿Emborracharon de vodka al equipo español de Copa Davis? No se me ocurre una pregunta más recurrente para intentar explicar el tremendo manotazo que los jugadores del combinado ruso le han dado a los nuestros después de que España se pusiera 0-2 en la eliminatoria previa para jugar posteriormente el cruce de ascenso al Grupo Mundial y que luego, en los tres siguientes partidos, los valerosos y voluntariosos tenistas de la madrecita Rusia nos sacaran de la pista a raquetazos y a gorrazos volteando el marcador hasta un bochornoso 3-2.

Ya no sólo es que España tenga que esperar varios meses más a poder optar al ascenso, sino que lo que queda en el fondo de este problemático vaso son unos posos de falta de ganas por competir en la Davis, que estar en la Segunda División es permanecer alejado de los focos mediáticos y eso a nuestros tenistas, habituados ya incluso a rechazar a jugar eliminatorias del Grupo Mundial por priorizar las abultadas bolsas de torneos individuales, les supone un argumento más a su favor para alejarse más del equipo español de la Davis.

Lo que está claro que la culpa no se le debe echar a Conchita Martínez ni y a los jugadores que acudieron a su llamada. Tommy Robredo, Pablo Andújar, David Marrero y Marc López han hecho lo que han podido después de varios meses de un ambiente revuelto en el seno de la Federación de Tenis, con un tal Escañuela en modo Franco y una Gala León que nunca tuvo personalidad para sentar sus reales. La llegada de la nueva seleccionadora y un ambiente de cambio en los despachos parecían traer la paz y la calma. Pero claro, tanto tiempo así no podía ser erradicado en apenas tres semanas y, a pesar de que España lo ha tenido en la mano, por el motivo que sea, los rusos nos han sacado de la circulación y vaya usted a saber cuándo volveremos a saborear las mieles del Grupo Mundial de la Copa Davis.

Ahora tocará reflexionar seriamente, tomar perspectiva de la situación, hacer una sentada (al estilo de las que proponía Luis Aragonés) y concienciar a todos los tenistas españoles, desde Rafa Nadal al último del ranking mundial, que España no puede vagar ni vagabundear por esas cloacas de la Davis, que tan sólo hace cuatro años ganábamos ese Copa y tan sólo hace tres, en 2012, fuimos finalistas en la República Checa. No puede habérsenos olvidado jugar a estar deporte cuando hace nada, un suspiro siquiera, fuimos los reyes del mundo. Esperemos que lleguen a la Real Federación Española de Tenis directivos con criterio y que, sin prisas, pero sin pausa, trabajen en firme para volver a poner a nuestro país donde merecemos y no en el infierno al que hemos caído y donde parece que nos va a costar más de lo previsto salir.

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