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Desde mi escaño

Franco es un residuo

Por fin nuestros políticos dan en el clavo y resuelven los problemas que atenazan a los ciudadanos. Los tinerfeños tienen que sentirse orgullosos ante la decisión de su Cabildo Insular por resolverles de un plumazo sus cuitas. ¿Han encontrado empleo los parados? ¿Ya no hay listas de espera en la sanidad? ¿O es que tal vez aquellos que hacen cola frente a los comedores sociales pueden ahora almorzar a mesa y mantel en Los Limoneros?

Nada de eso, pasen y vean a este diálogo que mi topillo, que diría Curry Valenzuela, me trae en primicia. Los protagonistas son José Antonio Valbuena, consejero de Medio Ambiente del Cabildo, y una nutrida representación de la ciudadanía tinerfeña:

José Antonio Valbuena: “Tinerfeños, por fin se acabaron vuestros problemas”

Ciudadanos tinerfeños: “¿Tendremos trabajo?”

José Antonio Valbuena: “No, es más importante”

Ciudadanos tinerfeños: “¿Se acabaron las listas de espera en la sanudad?”

José Antonio Valbuena: “¡Qué va, es mucho más trascendente y vital para seguir con nuestras vidas!”

Ciudadanos tinerfeños: “Venga, no nos tenga en ascuas, ¿de qué se trata?”

José Antonio Valbuena: “Pues que por fin vamos a tratar a Franco como se merece, mandando su monolito en Las Raíces al vertedero. ¡Qué ganas de tratar al Generalísimo como un residuo!

Justo en ese momento la masa ciudadana, enardecida segundos antes, prorrumpió en una sonada pitada al consejero insular ante la tomadura de pelo. Es decir, no hay pasta para resolver el futuro más inmediato de muchos ciudadanos como es poder acceder a un plato de comida y el Cabildo se va a gastar 8.000 euros en destruir un símbolo que ya no molestaba a nadie y que, en todo caso, estaba muy bien para recordar a las generaciones venideras que hay fragmentos de nuestra Historia que mejor no repetir. Pero, si borramos toda huella del franquismo, ¿cómo explicarles entonces quién era ese dictador que estuvo casi 40 años al frente de España?

Sinceramente, más que sectarismo y antifranquismo, determinadas actitudes me resultan de un patetismo subido, de inculcar y fomentar la ignorancia en cantidades industriales. Y tiene gracia que esos mismos que están en contra del franquismo (y ya han pasado 40 años desde que el gallego estiró la pata) son los mismos que no tienen empacho alguno en hacerle alabanzas a la dictadura de los hermanos Castro o mantener relaciones con el sátrapa de Nicolás Maduro.

Resulta muy poco edificante que en vez de resolver los problemas reales de los tinerfeños, nuestro Cabildo de Tenerife se dedique a hacerle el caldo gordo al lobby de los de la ‘desmemoria histórica’, porque hay que ser muy sectario para querer cargarse parte de la historia de un pueblo. ¿Acaso creen que borrando sus huellas van a erradicar sus fechorías? Pues va a ser que no.

Artículo publicado originariamente en ABC Canarias

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