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Desde mi escaño

Chatarramendi

Chatarramendi. En eso ha convertido ese genio de las finanzas llamado Florentino Pérez a uno de los jugadores llamados a marcar una época en el fútbol español, Asier Illarramendi. El jugador, que casi le costó 40 millones de euros al Real Madrid, vuelve a la Real Sociedad por un importe que, en el mejor de los casos, llega a los 18 millones de euros. En cualquier caso, menos de la mitad de lo que había aflojado el club merengue en el verano de 2013.

Lo cierto es que Florentino Pérez no es la primera vez que consigue devaluar jugadores que le han costado a la entidad un ojo de la cara y todo por la santa manía de creerse que también es el entrenador. En más de una ocasión ha puesto el carro por delante de los bueyes, es decir ha traído a los jugadores y después ha contratado a los entrenadores. ¿Resultado? Que luego no eran utilizados y, obviamente, su caché iba decayendo alarmantemente hasta acabar siendo producto de saldo.

Y, curiosamente, le ha pasado con muchos jugadores españoles: Munitis, Parejo, Pedro León, Sergio Canales o Granero, amén de despreciar a otros como Morata o Callejón, que ahora triunfan en Italia. Ya verán, y no creo equivocarme, cómo Illarramendi volverá a triunfar en la Real Sociedad y, de paso, puede ser que le salga el partido de su vida contra los merengues.

Pero eso a Florentino le da igual. Él hace mucho tiempo que dejó de interesarle el rédito deportivo de la institución que preside. Él, como hicieron otros anteriormente, está en el Madrid para medrar en los negocios y, si pudiera, meter nuevamente las narices en política. Una verdadera desgracia para una entidad que ve volar a pasos agigantados su prestigio y su historia por mor de un Atila vestido de traje y corbata.

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