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Desde mi escaño

El repugnante buen trato que se le ha dispensado a la rata y alimaña de Sergio Morate

Le tratan como su fuese una celebrity y, en realidad, no es más que un abyecto sujeto que tiene sobre sus espaldas un doble crimen. Sergio Morate ha sido extraditado desde Rumanía a España en un avión privado y encima hasta casi que se ha permitido el lujo de posar cual estrella de rock ante los medios de comunicación y, desde luego, no venía nada desnutrida esta rata y alimaña que acabó hace semanas con la vida de dos jóvenes en Cuenca.

Individuos de esta calaña y de esta baja estofa no merecen en modo alguno el más mínimo buen trato por parte de nuestra administración, por muy garantista que pueda ser nuestro sistema. No. Morate demostró con su acción criminal que no tuvo el más leve gesto de misericordia con sus víctimas. Les hizo absolutamente de todo, además con el agravante de que tenía todo preparado para una sola y tuvo que, aprisa y corriendo, preparar una segunda fosa para la amiga que le acompañaba.

Y aún así, el Estado español se gasta un pastizal para que el asesino éste venga de Rumanía a España con todas las comodidades del mundo. Pues no señor, a este elemento tendrían que haberle metido en un camión de ganado porcino y, del tirón, que se hubiese hecho los 2.000 kilómetros de distancia entre Timisoara y Madrid o, mejor aún, como los esclavos en tiempos de los romanos, completar a pie y encadenado todo el recorrido. Pero aquí, lamentablemente, pecamos de buenos.

Esperemos, eso sí, que ese pecar de pardillos no nos lleve a que este infecto asesino pueda estar dentro de 15 o 20 años en la calle. Nada de beneficios penitenciarios. Este elemento debe salir de prisión con los dos pies por delante, que lo único que vea después de pudrirse en prisión sea el ataúd donde posteriormente se le coman los gusanos (si es que los gusanos se atreven a comerse tal mierda humana que ha demostrado ser Sergio Morate).

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