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Desde mi escaño

El simio macarra de Dani Alves

Es un simio mononeuronal. Dani Alves, excelente lateral del Fútbol Club Barcelona, no se conforma con ser protagonista sobre el terreno de juego. El brasileño tiene que montar líos e incendios constantemente. Le encanta ser el centro de toda la atención, auque sea haciendo el mono, algo que, por otro lado, no se le da nada mal a la vista de sus repetidos shows circenses.

De hecho, Alves viene siendo como las polillas. Ella ven una luz y allá que van a revolotear. Él ve una cámara de televisión y se pone a hacer el indio que si no hubiese un mañana. Es un payaso en toda regla y la culpa, en gran parte, la tiene un club, el Barcelona, porque no se le ha llamado al orden. O si se ha hecho, no parece que haya surtido efecto en el reducido cerebro de este sujeto.

La última ‘monada’ de Alves fue en la rueda de prensa previa al partido de la Champions League ante la Roma. A una pregunta del compañero Escolán, de Radio Marca, el ‘soplapolla’ del lateral culé empezó a hacer todo tipo de muecas simionescas ante la cámara, a sabiendas además de que se estaba grabando todo, y tras su repertorio de gestos a lo Jim Carrey en versión macaco, dijo que no respondía ni a Marca ni a AS, que a lo sumo, como hizo Mourinho, respondería a los directores de ambos medios. Como el plano ofrecido sólo era el de él, las únicas risotadas que se vieron fueron las del jugador, pero me malicio que algún compañero de Mundo Deportivo, Sport, TV3, La Vanguardia o El Periódico también aplaudirían, aunque fuese por lo bajini, el bochornoso numerito del futbolista.

Ahora bien, tampoco me viene extrañando esta actitud por parte de alguien que tiene como amigos y compañeros en el vestuario a gente como Piqué y Neymar. Los juntas a los tres y difícilmente tocan a una neurona por caletre. Claro, así explicar que a uno lo piten por todos los campos de España o que el otro, cuando imputan al presidente que lo fichó, Rosell, suba una foto a Instagram como si aquello no fuese con él. Con gente así, evidentemente, la tontería, que ya iba insertada en el ADN de ‘chimpancé’ Alves se multiplique hasta el infinito. ¡Qué manera de desperdiciar el talento futbolístico!

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