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Desde mi escaño

Quiero lo mismo que se fuma Manuela Carmena

Yo quiero lo mismo que se fuma Manuela Carmena a diario. De verdad, la alcaldesa de Madrid no es que padezca una constante ida de olla, es que está completamente fumada y eso le hace estar en un constante estado de los mundos de colores. Está peor que el rastas del anuncio de Skittels, que se pone a ordeñar a una jirafa y le salen centenares de pastillas dulces.

Carmena alucina a todas horas e igual te manda un día, si eres mujer, a limpiar el colegio donde estudia tu hijo, o, si eres estudiante universitario, a recoger el botellón de los fines de semana o a coger la escoba para barrer la suciedad de Madrid. Otro día, en cambio, puede invitarte a que aprendas a jugar a las cartas o a recibir una sesión de acupuntura. La próxima, ya lo veo, un taller de repostería para hacer magdalenas (espero, eso sí, que sea con una cocina más limpita y adecentada que la que mostró en un reportaje para El Mundo TV).

Lo de esta alcaldesa, de verdad, es un caso. Yo creo que todos los días, antes de salir para el Ayuntamiento, mete su cerebro en la thermomix que tiene en su casa para ver qué disparates se le ocurren en esa jornada. Y así puede ser que salga con cerrar los aparcamientos en la calle a los no residentes por mor de la polución como que te sale por peteneras y te da lecciones de clítoris y orgasmos femeninos en compañía de Maruja Torres, la bruja mala y fea de cualquier cuento infantil.

Lo dicho, yo quiero lo que se mete Carmena a diario para soltar sandeces sin que nadie le pida no sólo ya que dimita, sino que se vaya a su casa o se marche a un asilo y se someta a un tratamiento intensivo para tratar esa demencia senil que amenaza con dejar el Consistorio de Madrid como un erial cuando se largue o la larguen.

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