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Desde mi escaño

Las preuvas, una supina mamarrachada

Una supina mamarrachada. Sí, señores, lo de celebrar las campanadas, las precampanadas o tomarse las uvas un día antes, es una auténtica gilipollez, un invento que no sé a quién demontres se le habrá ocurrido, pero que es una payasada en toda regla.

Desde luego, si en España nos tomásemos la misma dedicación a buscar fórmulas para incrementar la productividad laboral, seríamos, qué duda cabe, mejores que los alemanes. No habría quien nos tosiera a la hora de eficacia y efectividad en el trabajo. Pero no, resulta que nuestro ingenio se centra únicamente en la fiesta, en el desparrame, en el merengue, merengue y si hay que celebrar tres veces la llegada del Año Nuevo, mejor que una, ¿no?

Y miren, si 10.000, 20.000 o 40.000 personas quieren hacer el ridículo en la Puerta del Sol un día antes o doce horas antes, cojonudo, pero lo que ya no me parece en absoluto de recibo es que el canal que pagamos todos los madrileños, Telemadrid, se preste al bochornoso espectáculo de retransmitir la chorrada. ¿No había otra cosa mejor que dar?

De verdad, nos tenemos que empezar a replantear si queremos ser una sociedad europea o una sociedad que prefiere más bien el marchamo caribeño, el de la pachorra para trabajar, pero el de estar más listos que nadie para la fiesta y el jolgorio. Como madrileño y como español me avergüenza que gastemos nuestras potencialidades en superficialidades y no nos dediquemos a ser más centroeuropeos, más cabezas cuadradas que, dicho que sea, también se lo pasan pipa, pero todo a su debido tiempo, como debe de ser.

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