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Desde mi escaño

Las pintas del podemita Alberto Rodríguez

Es un pintas…¡y lo sabe! Me estoy refiriendo, como ustedes ya podrán imaginarse, a este elemento de Podemos, número por la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Alberto Rodríguez, un político que ha roto las normas más básicas y esenciales del respeto que se le debe guardar a una institución como el Congreso de los Diputados.

Sí, queridos lectores, el señor Rodríguez ha violentado los principios fundamentales que se le presuponen a cualquier persona de bien cuando va por primera vez a una casa ajena. Uno no puede presentarse con esos pelos y con una vestimenta haraposa. Simplemente, aunque me tomen por un clasista de tomo y lomo, alguien que se persona en un lugar como la Cámara Baja es para que le tachen de mamarracho y, de segundas, le pongan de patitas en la calle hasta que no regrese con una estética más acorde al puesto que desempeña.

Es que el señor Alberto Rodríguez, que además fue portada de ABC por sus pintas de zarrapastroso, se debe creer que el Congreso de los Diputados en una suerte de Puerta del Sol o de la Plaza de La Candelaria, en Santa Cruz de Tenerife, donde durante varios meses permanecería haciendo el indio goloso o el indignado echado en cartones y decidiendo en una melodía encadenada de asambleas cosas tan ‘esenciales’ como pensar en pajaritos preñados o en pintar Tenerife de color esperanza.

Eso sí, dice este político podemita que lo que le fastidia a los representantes de los partidos tradicionales no son las pintas, los peinados o los ropajes que se gastan los muchachos de Pablo Iglesias, sino el hecho de haber registrado una iniciativa para que ningún ciudadano se quede desamparado ante la imposibilidad de pagar el agua, luz o las medicinas. Digo yo que, como poco, habrá que estudiar cada caso detenidamente porque cuando algo es gratis suele haber mucho jeta y aprovechado que prefiere ‘entretener’ el dinero de las obligaciones en el mero placer.

También señala Rodríguez que los señores de traje, corbata, camisa y bonitos peinados son muy irrespetuosos y que además roban mucho. Bueno, siguiendo su silogismo, en Venezuela, patria muy seguida por los de Podemos, el difunto Hugo Chávez o Nicolás Maduro deberían ser la excepción que confirma la regla porque, supuestamente, no se quitaban el chándal ni por equivocación, pero aparte de llenarse los bolsillos a manos llenas, han dejado el país hecho una verdadera ruina, con la gente peleando y haciendo colas kilométricas para adquirir productos básicos. No se puede tener tanta jeta y tanto desahogo como la de este diputado. Si Alberto quiere seguir haciendo el quincemero, que lo haga, pero que entonces se aleje de un Congreso que ya ha contagiado a su jefe, Iglesias, pidiendo para sí medio Gobierno.

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