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Desde mi escaño

La inefable chulería de Albert Rivera

Albert Rivera se está pasando de chulo. Sí, el líder de Ciudadanos se ha creído el cuento de ser el personaje imprescindible en la política española y considera que puede mandar y manduquear en los demás a su antojo y capricho. Y así, querido Albert, así no se hacen las cosas. Ni mucho menos.

Dice ahora el señor Rivera que si Mariano Rajoy decidiese dar un paso al costado, su relación con el Partido Popular sería completamente diferente, que miraría con otros ojos a la formación de Génova 13 y que entonces se acercaría más a los populares pensando en un gran pacto de legislatura presidido por el partido que ganó las elecciones, es decir el PP.

Incide el presidente de Ciudadanos en llamar a Mariano Rajoy como el líder lleno de corrupción cuando, si mira hacia su izquierda tiene como socio al secretario general de la fuerza que arrastra el mayor caso de corrupción de toda la historia de España, los ERE y los cursos de formación en Andalucía. Eso sí que tiene tela y aún no he visto a Rivera hacer algún gesto en ese sentido. Es más, él fue el que dio el visto bueno al pacto de Ciudadanos con los socialistas de Susana Díaz. Así que blanco y en botella…

Y ya puestos a hablar de corruptelas varias, por ejemplo olvida muy aviesamente el señor Rivera cómo escondió y facturó para Bruselas al señor Jordi Cañas, diputado en el Parlamento catalán, al que descubrieron algún que otro pufo por estos lares. ¿Eso no cuenta para usted, señor plenipotenciario líder de Ciudadanos? Por eso, antes de escupir en casa ajena, cuídese mucho de lo que tiene en la propia, porque es posible que el salivazo se vuelva en contra suya y le dé en toda la cara. Aquí las lecciones de moral, justitas. Aquí, quien más y quien menos, acaba teniendo un cadáver en el armario.

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