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Desde mi escaño

Oramas, la pizpireta lagunera

Es la pizpireta lagunera, aunque nacida en Santa Cruz de Tenerife, que ahora se dedica a ejercer de diputada o a jugar, mejor dicho, con los votos que los canarios le otorgaron en las últimas elecciones generales. Ana María Oramas González-Moro (qué puñeteros son algunos apellidos cuando te pones en contra de que Canarias acceda a entrar en el reparto de inmigrantes y/o refugiados) ha vuelto a dar la nota en el Congreso de los Diputados al cambiar de parecer en 48 horas.

Oramas, que en su primer discurso para decidir su posición dentro del Grupo Mixto para ver si respaldaba con su voto a Pedro Sánchez decidió que iba a votar en contra, minutos después, en una corta réplica, y sin que nada se hubiese movido de las condiciones generales del acuerdo PSOE-Ciudadanos, anunciaba que se abstenía. Eso fue el 2 de marzo de 2016. Pero es que el 4 de marzo de 2016, sin haber tampoco algo más que llevarse a la boca, amén de que el líder del PSOE ya era consciente de que iba a volver a tener en contra 219 noes, la retaquita de Coalición Canaria volvía a dar un triple salto mortal con tirabuzones para darle el sí al ticket Sánchez-Rivera, los conocidos ya popularmente en el ámbito político como el Dúo Dinámico o las Amistades Peligrosas. De chiste.

Oramas es de esa clase de políticos que siempre tienen que estar necesariamente cociendo en todas las salsas y ahora, por ejemplo, le ha tomado mucho gusto a eso de salir en las televisiones nacionales. Es una asidua a la tertulia de Isabel Durán en 13TV, ‘Más claro agua’ donde, normalmente, todos los jueves se dedica a soltar su filípica antipepera, más aún después de haberse entregado como una diva de saldo y esquina al socialismo de Sánchez.

Está claro que la exalcaldesa lagunera cumple a la perfección con esa máxima de dirigentes nacionalistas que siempre han considerado el Congreso de los Diputados como una suerte de mercado fenicio donde las voluntades se compran al peso y al mejor postor. El gran mercachifle coalicionero fue el inefable Paulino Rivero, otro elemento que no daba la talla…política. Se vendía por igual a populares y a socialistas con tal de querer ser el gran protagonista, de salir en la gran foto de familia, aunque luego, sobre todo cuando pactaba con el PSOE, se llevase el berrinche de ver como la formación de Ferraz le había engañado como a un chino. Y así ha ido perviviendo Coalición Canaria en la escena política nacional, pero los votantes, que de tonto tienen poco, han ido dándole cada vez más la espalda al nacionalismo hasta quedarse en la más mínima expresión. Cualquier día el partido coalicionero se queda sin plumas y cacareando.

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