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Desde mi escaño

La UEFA amaga con expulsar a Rusia, pero...

¿Hay que tomarse al pie de la letra las amenazas de la UEFA a Rusia sobre que será expulsada de la Eurocopa de Francia si sus aficionados vuelven a liar incidentes como el del pasado sábado 11 de junio de 2016 en Marsella? En principio, dado como están las cosas en las alturas burocráticas del fútbol continental, hay que darle crédito al órdago lanzado por los máximos mandatarios puesto que después de los últimos escándalos protagonizados por la FIFA, parece haberse contagiado la fiebre de no dejar pasar una más.

Es evidente que las escenas vividas en la ciudad francesa ponen los pelos de punta y dejan en muy mal lugar a un organismo que apuesta claramente por el respeto dentro y fuera de las canchas de juego. Hace ya algunos lustros, a nivel de equipos, la UEFA no se paró en barras y dejó varios años sin competiciones europeas a los equipos ingleses, con una sanción adicional para el Liverpool por los incidentes en Heysel (Bruselas) en la final de la Copa de Europa de 1985 ante la Juventus de Turín.

El problema, nada pequeño y nada desdeñable, es que Rusia organiza dentro de dos años el Mundial de fútbol y no se le oculta a nadie que hay demasiados intereses creados. Sería de cajón que si a los rusos se les expulsa de la Eurocopa por mor del vandalismo de sus aficionados, no tendría lógica que dentro de dos años mantuvieran su Mundial. Si unos cientos de rusos la han liado en terreno ajeno, Dios sabe qué serán capaces de montar en terreno propio.

Lo que tampoco puede hacer la UEFA es amagar y no rematar. Esto me recuerda a cuando el colegiado de un partido amaga con sacarle la amarilla a un portero por perder tiempo, pero espera hasta el minuto 88 para hacerlo. Si hay que sancionar, que se sancione con toda la dureza, con el reglamento en la mano, pero esto de avisar una y otra vez me resulta un pitorreo a la altura de cuando a España y Portugal, por las mediaciones de un tal Blatter, se acabaron quedando precisamente sin organizar el Mundial del 2018, curiosamente para los rusos, ni el de 2022, en el que mandaron, y mucho, los petrodólares de Qatar.

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