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Desde mi escaño

¡Bueno es Bono!

Lo escribió una vez el periodista Alfredo Urdaci en su imprescindible libro ‘Días de ruido y furia’ hablando del entonces expresidente de Castilla-La Mancha y recién nombrado ministro de Defensa, José Bono. Decía el periodista que se trataba del clásico político que no dejaba escapar una oportunidad ni dejaba que al periodista se le escapase y lo resumía todo con una frase: “Bueno es Bono”.

Y efectivamente, el político socialista sigue conservando la misma esencia de ese político que está siempre presto y dispuesto a ser el novio en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro. Él siempre pretende tener el papel de protagonista y para ello no duda en aprovechar la oportunidad que le brindan los medios de comunicación para lanzar su mensaje,

Sin embargo, en esta ocasión la jugada le ha salido bien, pero sólo a medias. Entrevistado por Carlos Herrera en la Cadena COPE, el manchego ha tratado de alertarnos a todos del peligro que supone Podemos, que no puede pactarse con un partido y un dirigente, Pablo Iglesias, que está dispuesto a vender la unidad de España al mejor postor, que es capaz de vender patriotismo en Andalucía y plegarse a las ambiciones secesionistas cuando va a Galicia o a Cataluña.

Lo que no se esperaba en absoluto Bono es que le lanzasen la pregunta revestida de reproche de por qué entonces él se convirtió en el perfecto muñidor de la cena en la que coincidieron Zapatero, Iglesias, Errejón y el propio exministro de Defensa. Y ahí es donde se pudo comprobar la catadura moral de este personaje al contestar con toda rotundidad que él no sólo no estaba arrepentido de ese ágape con los podemitas, sino que además estaría gustoso de volver a repetirlo.

¿Lo ven? Bono es un político capaz de ponerle una vela a Dios y otra al diablo, es esa clase de individuos capaz de moverse entre dos aguas y no mojarse en absoluto. ¿Qué podemos esperar de un político que se dice muy religioso y es capaz de vivir una tarde con verdadera devoción el Corpus toledano y 24 horas después estar en el populoso barrio de Vallecas comulgando con rosquillas? Lo dicho, Bueno es Bono.

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