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Desde mi escaño

La España del diplomático Del Bosque precisa cambios...empezando por el propio seleccionador

Fin de ciclo. La Selección Española de Vicente del Bosque ha llegado a su estación terminal y no queda más remedio que hacer una transición suave, pero sin pausa. Nadie le puede quitar los méritos al seleccionador nacional. Ha sido, sin duda, el que llevó a nuestro combinado a ser campeón del Mundo y a repetir victoria en la Eurocopa, además sabiendo administrar a la perfección el legado de Luis Aragonés, artífice de este conjunto que tantas alegrías nos ha dado.

Sin embargo, en Brasil, en 2014, la cosa se empezó a torcer en la Copa del Mundo, donde incluso no pasamos de la primera fase, y en esta Eurocopa de 2016 en Francia, donde tantas ilusiones habíamos depositado, nos dieron para el pelo en octavos con el 2-0 de Italia, pero es que incluso Croacia ya dejó al desnudo nuestras debilidades. No supimos reaccionar ante el empate y luego, con el 1-2, ya fue imposible. Segundo y al lado complejo del cuadro. Primer cruce, y a casa.

Aunque Del Bosque ha preferido callar por el momento, creo que la decisión ya la tiene tomada en su cabeza y es la de no seguir al frente de la Selección Española. La forma de irnos del torneo celebrado en territorio galo no ha sido la más positiva, incluso el último partido contra los transalpinos ha dejado muchas más dudas que las que surgieron en Brasil y ello tiene que invitar a una salida del entrenador y también a una necesaria renovación, cambios que también debería de haber en la cúpula, con un Villar que va a cumplir 30 años al frente de la Federación Española de Fútbol y que parece que no está por la labor de dejarlo, salvo que pierda las elecciones a celebrar en el último cuatrimestre de 2016.

Insisto en que el seleccionador lo ha hecho muy bien en sus primeros años al frente de España, pero ya en las últimas citas ha preferido alinearse en la comodidad de llevar a jugadores de toda su confianza, pero que no habían demostrado méritos en esta temporada. Muy significativo es el caso de Pedro, el del Chelsea.

Tras la rajada previa al partido de Croacia, llega Del Bosque y le concede los diez últimos minutos del partido ante Italia para intentar igualar el 1-0 que campeaba en esos instantes en el marcador. Ese gesto ya deja bien a las claras que el salmantino estaba pensando más en asegurar su jubilación con Pelayo que en el beneficio de la Selección. Si había un jugador que ante los transalpinos (ni ante nadie) debía jugar era Pedro. Pero claro, estas son las cosas que han hecho que se haya perdido la confianza en Del Bosque. Una cosa es ser diplomático y llevar todo con mano izquierda y otra bien distinta es hacerle una pedorreta a estos jugadores que no han disfrutado ni medio minuto en esta Eurocopa.

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