Sergio Martín y la intrahistoria de la entrevista a Pablo Iglesias

Sergio Martín, director de ‘La Noche en 24 Horas, programa de análisis político del Canal 24 Horas de RTVE, es uno de esos jóvenes periodistas que a día de hoy es toda una realidad. Como bien diría Graciano Palomo, director del curso Prensa y Poder, que se celebra del 18 al 22 de julio en el Colegio San Gabriel, en Aranda de Duero, Martín ya no es el incipiente muchacho que vino hace tres años a este simposio. Ahora es todo un referente mediático en las noches de ese canal y, para bien y para mal está expuesto al juicio mediático que no siempre responde a una espontaneidad bien entendida.

Su charla de hoy derivó principalmente en esos ataques que recibe desde las redes sociales, instrumentos que pueden resultar excelentes para algunas cosas, pero que también valen, como diría mi director en Periodista Digital, para que encuentren el refugio ideal toda una serie de tarados, gente cobarde que se escuda en el falso perfil o en el huevo para insultar sin argumento alguno (si es que alguna vez lo de insultar se puede argumentar).

Y fíjense, ha contado una historia curiosa referida a la entrevista que le hizo hace ya más de año y medio al líder de Podemos, Pablo Iglesias, concretamente un 5 de diciembre de 2014. Ustedes sabrán que muchos digitales criticaron con dureza a Martín porque entendían que había ido a degüello a por secretario general podemita entrándole a matar en su primera pregunta con aquel manido si estaba de enhorabuena con la excarcelación de dos presos etarras…¿dije primera pregunta? Pues no, amigos míos, fue la última de la entrevista.

Y ese es el detalle a destacar, que mucho panfleto se nutrió de Twitter y de las guerrillas podemitas para decir que el presentador había ido a mala leche desde el minuto uno. El problema es que nadie se molestó en comprobar, sólo se fiaron de una captura de vídeo, de dos tuits y titularon a toda pastilla que Sergio Martín fue desde la primera pregunta a por Pablo Iglesias. Si se hubiesen visto el vídeo íntegro, habrían comprobado que las primeras palabras del periodista fueron un “Hola, ¿qué tal?”. Pero claro, ya se sabe que algunos prefieren la máxima esa de que la realidad no te arruine un buen titular. ¡Qué pena!