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Desde mi escaño

Intolerable Halloween

España se ha contaminado definitivamente del espíritu de Halloween. Al final lo han conseguido muchos medios de comunicación que se han empeñado en empapar a la sociedad de una celebración que tenía el mismo arraigo que seguir por estos pagos un discurso del dictador gordito de Corea del Norte. Ninguna. Esta celebración, de inspiración irlandesa y que viajó hasta los Estados Unidos de América por mor de la fuerte implantación de los naturales del precioso país europeo, ha calado en nuestro país por un machaconeo de unas televisiones que han insistido hasta el aburrimiento y hasta la saciedad en vender la necesidad de que aquí hay que hacer de bruja, de vampiro o de lo que sea.

Por fortuna, no todo el mundo tiene motivos para seguir a una masa aborregada y embobada por esta costumbre que no tiene mayor fin que la de, por un lado, asustar a la gente por la calle (porque súmenle a esta chorrada la intolerable moda de los payasos asesinos) y luego la otra odiosa costumbre de jeringar la siesta o el rato de lectura en el salón de casa tocando el timbre para pedirte caramelos, ya saben el famoso truco o trato. A más de un enano lo he mandado por donde vino, que le vaya a fastidiar la tranquilidad a su madre o a su abuela.

Ya nos han imbuido bastante los norteamericanos con su hortera Papa Noel, invento de la Coca Cola, dicho sea de paso y que nada tiene que ver con el personaje nacido en las mentes de Laponia como para encima tener que tolerar en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre a toda una fauna que parece tener paso expedito para todo tipo de gamberradas, a cual más siniestra.

Ya el colmo, como relataba un vigilante de seguridad del cementerio de La Almudena, en Madrid, es que algunos pájaros de cuenta se han dedicado no sólo a colarse en el camposanto, sino en algunos casos a perpetrar actos vandálicos contra tumbas y panteones amparados no sólo en la oscuridad de la noche, sino también en disfraces que ocultan su identidad. Porque estos personajes, dicho sea de paso, no se atreven a la violación de algo tan íntimo como la memoria de nuestros seres queridos a cara descubierta. Lo hacen de tapadillo y aprovechando el contexto de este intolerable Halloween.

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