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Desde mi escaño

El desquiciamiento de Pablo Iglesias cuando le tocan el 'caso Espinar'

¿Por qué te pones de los nervios, Pablo Iglesias? ¿Por qué sueles confundir y mezclar lo profesional con lo personal? ¿Acaso no tienes claro lo que hacen las personas de tu entorno que, para poder defenderlas, eres capaz de reducir los ataques a un ámbito íntimo?

Pues te equivocas, Pablo, te equivocas claramente. A Espinar nadie lo está atacando porque sea tu candidato para las primarias de Podemos en Madrid. A Tania Sánchez nunca la atacó nadie porque fuese pareja tuya. A ambos se les puso contra las cuerdas por sus tejemanejes, por sus procelosos negocietes inmobiliarios o por no darse cuenta de que, curiosamente, tenía un hermano al que le acababa de dar una pingüe subvención a costa de las arcas públicas de Rivas Vaciamadrid.

Iglesias está de los nervios porque ha visto, en primer lugar, que su cal viva no le ha valido para evitar un Gobierno, aunque en franca minoría, del PP. Pero no sólo eso, también ha comprobado que en el PSOE no todos eran como Pedro Sánchez ni como mucho chaquetero de Izquierda Unida. Había mucha decencia por encima del ‘guapo’ socialista y ahora se ha quedado sin ser la oposición en el Congreso.

Al ‘Coleta morada’ le llevan los demonios el comprobar como día tras día su discurso regeneracionista se le escapa como arena entre los dedos. No se sostiene que Podemos sea el partido de la limpieza. Sin pellizcar cuotas importantes de poder ya tiene en su historial una ristra de casos de corrupción que dejan bien a las claras lo que puede ser la formación morada en caso de mandar algún día en España. Gracias a los Monederos, Tanias, Errejones, Ritas y Espinares, los podemitas tendrán que seguir viendo por mucho tiempo los toros desde la barrera.

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