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Desde mi escaño

Café con cuento, por favor: Once, bajo el mismo color

Café con cuento, por favor: Once, bajo el mismo color

¿Qué mejor sugerencia para este domingo que un cuento sobre futbol? La delicada pluma de Julia A. García nos traslada a tiempos pasados y teje en muy pocas palabras un drama pleno de ternura y pasión por el deporte. Te emocionará...

Aquel domingo de posguerra, una bomba olvidada explotó en los campos de un pueblo de España.  No hubo muertos,  pero volaron por el aire los brazos de un niño que jugaba al futbol.  Lo llevaron al consultorio y dudó el doctor si merecía la pena coserle muñones, porque el rapaz era hijo de republicano. Al padre, un rojo con mala prensa, lo fusilaron al comenzar la guerra y la madre a duras penas  sobrevivía fregando de casa en casa.  
 
El chaval llegó más muerto que vivo y el médico tiró la toalla cuando el pequeño se desvaneció. – Si no sucumbe de infección, la hambruna lo matará de todas formas – se dijo y cerró la puerta para hacer como que hacía, mientras paseaba por la habitación esperando a la muerte.

Los demás críos, todos hijos del bando azul, se agolparon en la calle bajo la ventana de la consulta. Alguno lloraba pero daban patadas al balón mientras el capitán los calmaba:

–Tranquilos… le quedan las piernas.

El doctor abrió los postigos y los contó; eran diez y vestían  la misma camiseta.

 – ¿Era bueno en el campo? – Preguntó a los chicos.

 – No mucho... – respondió uno. – pero no hay más.

El doctor cerró la ventana y se puso la bata.

Por muchas temporadas, los niños de aquel pueblo siguieron siendo once, bajo el mismo color.

@juliaenlinea

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