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Desde mi escaño

Café con cuento, por favor: Bendita vida

Café con cuento, por favor: Bendita vida

La soledad del domingo es la triste realidad de muchos mayores olvidados en hogares y asilos. Pero mientras hay vida hay esperanza y pueden suceder cosas extraordinarias, incluso cuando la existencia parece no tener nada que ofrecer.

La ágil pluma de nuestra escritora favorita, Julia A. García, nos regala hoy una sorprendente historia.  

BENDITA VIDA

Las mañanas, si no llueve, las dedico a lo mismo que si llueve; esperar. El asilo no está mal, pero la mayoría chochea y los que no, buscan conversación pero no saben seguirla.  

Es domingo y nadie acude a visitarme, pero ya no me importa la soledad porque ha llegado mi hora.  

Cierro los ojos y me abandono. Mi cuerpo queda inerte y percibo que entran en la habitación a prepararme.

Me lavan con una esponja antes de envolverme en una sábana blanca y empujan mi cuerpo en camilla.

Entonces veo la luz del final del túnel y la presiento.

Esperanza… es adorable, tiene aires de diva y esta preciosa vestida de enfermera.
Esta mujer hace los masajes para mi artrosis como si fuera un ángel.

Bendita sea la vida.

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