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Desde mi escaño

Carmena le hace la Pascua a los conductores cerrando la Gran Vía

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, vuelve a ponerse en modo espíritu navideño y cuando llegan estas entrañables celebraciones los madrileños la temen más que a un nublado.

Entre lo que pueda perpetrar de cara a la Cabalgata de los Reyes Magos del 5 de enero de 2017 y las medidas que van tomando de manera improvisada, la abuelita populista está dispuesta a amargarle el turrón a sus conciudadanos con las ideas más estrafalarias que ebullen en su magín.

El caso es que el 2 de diciembre de 2016 puso en marcha la operación de corte al tráfico de vehículos privados la Gran Vía, una de las principales arterias de Madrid, para que así los viandantes la disfrutasen no sólo yendo por la acera, sino también por parte de la calzada.

La medida no sólo generó un caos circulatorio en las calles adyacentes, sino en las que atraviesan la propia vía principal, amén de otro problema añadido, el de las marquesinas de las paradas de los buses que quedaron literalmente inutilizadas al estar en la zona que la alcaldesa decidió peatonalizar.

Imagínense la estampa de esas personas que esperaban en las paradas y no sabían cómo acceder a los autobuses porque no había posibilidad de acceder a los mismos por mor de unas vallas mal colocadas. O como una ambulancia pasaba auténticos apuros para moverse por la Gran Vía porque no podía adelantar a buses y taxis al haber sólo un carril en cada sentido.

Han empezado pronto las ocurrencias navideñas de la alcaldesa populista. Veremos a ver qué nuevas nos trae, pero mucho me temo que nos depara sorpresas y no muy agradables. Esta señora, en compañía de su incompetente equipo, nos hará, y nunca mejor traído, la Pascua en más de una ocasión.

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