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Desde mi escaño

Los análisis de consola de Íñigo Errejón

Íñigo Errejón da el nivel exacto de lo que podemos (y no es un juego de palabras) esperar de la nueva política. Jóvenes universitarios que han sabido trabajarse perfectamente entre cafés y partiditas de mus en la cafetería o en las charlas sectarias de las asambleas de facultad a los padrinos adecuados para hacer carrera aunque sea a base de becas fraudulentas y asesorías chavistas sin consultar al rector de turno.

Sin embargo, a estos elementos poca o ninguna enseñanza ha quedado en ellos, salvo el poso de medrar en la política aunque traten de disimularlo. Podemos es una auténtica fábrica de ideología camaleónica adaptada al contexto. Es como ese vendedor ambulante y pesado (conozco a uno que cumple el perfil) que siempre cree que tiene el producto ideal para ti. Y no deja de darte la chapa por activa y por pasiva. Los podemitas pueden pasar hoy por unos bolivarianos de tomo y lomo y mañana, por una mera cuestión de oportunidad, hacerse los socialdemócratas finlandeses. El caso es tratar de colocar su mercancía, aunque esté claramente averiada.

Por eso, cuando se tiene tal revoltijo mental, tal ensalada de ideas que no hay forma posible de aliñarla y que sepa bien, pasa lo que pasa, que se va a una tertulia de radio seria como Hora 25, en la Cadena SER, y sueltas a bocajarro que lo del atentado de Berlín con el camión, al margen de copiar lo que pasó en Niza, es culpa de las películas y los videojuegos. Lo peor de todo es que Errejón se quedó satisfecho con esa teoría como si hubiese descubierto la penicilina.

Insisto, menos mal que con estos bueyes de Podemos no tenemos que arar el futuro del país, el porvenir de España porque, no les quepa la menor duda, podríamos acabar peor que en Venezuela. Gente como Errejón, número dos del partido, que es capaz de hacer un análisis de esa guisa sobre algo tan grave y trascendental como un atentado, no quiero no saber lo que puede opinar sobre otros temas. Igual es capaz de culpar del bajón de la Bolsa a películas como El Lobo de Wall Street. De estos individuos todo puede esperarse…y nunca cosas buenas, por supuesto.

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