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Desde mi escaño

Rafa Nadal, los grandes siempre vuelven

No será el número uno del ranking de la ATP, pero Rafa Nadal siempre vuelve. Ya le pueden enterrar más de una vez y más de dos y hasta 50 veces, pero el de Manacor es capaz de sorprender y dejar con la boca cerrada a los ‘listos’ que abundan en nuestro país, gente que en cuanto un campeón flojea le dan ya por muerto, deportivamente hablando.

Aquí muchos se suben ahora al carro de Nadal tras meterse nuevamente en una final de Grand Slam tras un partidazo que pasará a los anales del tenis frente al búlgaro Dimitrov. Cinco sets jugados a cara de perro (salvo el primero, con claro dominio del español) y que podía haber deparado la victoria para cualquiera de los dos jugadores porque, a decir verdad, ambos se lo merecieron después de cinco horas intercambiando raquetas y demostrando una resistencia a prueba de bombas.

Si bien es cierto que Nadal tiró de experiencia y de que situaciones como la vivida hoy ante Dimitrov ya las ha sufrido en ocasiones pretéritas, como cuando le ganó hace ya unos años las semifinales en Melbourne a un Fernando Verdasco inconmensurable, los años no perdonan y el cansancio pudo haber hecho perfecta mella en nuestro Rafa. Posiblemente, Dimitrov, con un poco más de temple, aunque a esas alturas del partido ya era casi una utopía, podía haberse hecho con el encuentro.

Lo bueno es que el Open de Australia nos deja todo un clasicazo para el domingo, un Nadal-Federer por el que, siendo sinceros, era difícil de pronosticar al inicio del torneo. También habrá quienes quieran desprestigiar o rebajar el papel de ambos tenistas alegando que ni Murray ni Djokovic duraron en el torneo. Pero lo cierto es que ni a nuestro Rafa ni al elegante suizo les han regalado el llegar a la final y ambos, no lo olvidemos, tuvieron que jugarse su pase a la finalísima a cinco sets.

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