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Desde mi escaño

Aída Nizar, la mala educación anda suelta

Se ha empeñado en ser noticia. Ya sea por voluntad propia o porque alguien le recuerde que el hoy segundo hombre más fuerte del PP, Fernando Martínez-Maíllo, estuvo en un tris de haberse casado con ella.

Lo cierto es que Aída Nizar, recientemente expulsada de 'Gran Hermano VIP', se tendrá que enfrentar a una denuncia por amenazas y agresiones por un incidente que protagonizó fechas antes de entrar en la casa de Guadalix de la Sierra.

Según informa 'Granada Digital', Nizar tuvo un incidente en el Hotel Ziryab de la localidad de Padrollano, en Sierra Nevada, en el momento en el que aseguró haber sido víctima del robo de 174.000 euros que guardaba en una caja fuerte.

Nizar habría entrado en cólera con la persona que se encontraba en la recepción del establecimiento, comenzando en ese momento a "golpear y dar manotazos con alto tono de voz", acusándola de "ladrona" al asegurar que "estaba compinchada" con quien hubiese forzado la caja fuerte, tal como recoge la denuncia presentada.

Y es que la recepcionista denunció ante la Guardia Civil que Nizar la agredió con "patadas en las piernas" además de gritar que la iba "a matar y a abrir la cabeza", al tiempo que la llamaba "hija de puta". La televisiva habría intentado advertir a gritos al resto de clientes que los responsables del hotel eran "unos ladrones" que les iban "a robar".

La Guardia Civil se personó en el hotel, identificó a las personas que allí se encontraban tomando parte en el incidente y recogiendo las denuncias presentadas.

Siempre según el medio anteriormente citado, acabó sabiéndose que la apropiación del dinero fue cometida por "un empleado de mantenimiento", a pesar de que Nizar se mantuvo en su insistencia de culpar a la recepcionista, llegando a propinarle varias patadas en las espinillas.

En definitiva, Aída Nizar se ha comportado como la auténtica mula Francis, dando coces por doquier. Lógico que alguien pueda ponerse desquiciado cuando sufres un robo de esas características, pero ya excederse en insultos o golpes, evidentemente, ya está de más. Pero pedirle modales exquisitos a esta señora es como pedirle a la mismísima mula Francis en sanscrito.

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