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Desde mi escaño

Día 1 del Camino de Santiago Portuguéś: de Tui a Redondela

Día 1 del Camino de Santiago Portuguéś: de Tui a Redondela

Cuarto año de calzarse las botas y arrear una calcetinada con la mochila a cuestas. La llamada del Camino de Santiago engancha y la simple recompensa de presentarte en la Plaza del Obradoiro tras haber completado más de un centenar de kilómetros en tres días merece mucho la pena. 


En esta ocasión tocó la vertiente portuguesa que, según los entendidos es la segunda más utilizada por los peregrinos tras la tradicional ruta del Camino Francés. De hecho, aunque partí desde Tui, se puede arrancar en Lisboa o en Oporto. Precisamente, los primeros caminantes del día que encontré eran portugueses y luego también algunos italianos. Luego, poco a poco, según se quedaban los kilómetros detrás, ya ibas topándote con peregrinos de diferentes puntos de España.


Como manda la tradición, apenas unos minutos después de las cinco de la mañana había que levantarse del primer alojamiento, en Cruceiro do Monte para bajar al casco histórico de Tui y encontrar el Camino propiamente dicho. A buen ritmo y con un fresquito que invitaba a caminar a buen ritmo, la primera parada obligatoria llegaría después de dos horas y media, un buen desayuno para reponer fuerzas antes de llegar a O Porriño, donde la gran mayoría de caminantes hacen parada y fonda.

Allí, después de tomar un segundo refrigerio, segunda parte del recorrido, ya con algo más de calor y con un par de 'sorpresitas' a modo de cuestas más que empinadas que, riánse ustedes, harían sufrir a algún que otro avezado escalador del Tour de Francia. Por supuesto, ese esfuerzo había que compensarlo de alguna manera haciendo otro descansito en uno de estos entrañables bares a pie del Camino. En este caso, en el concello de Mos.

Y desde ahí, nueva subidita hasta ya alcanzar el destino previsto en esta primera jornada, Redondela y, más en concreto hasta la Ría de Vigo para quedar alojado en el Hostal Antolín con una vista espectacular de esta Galicia marina y además con un sol y una brisa que devolvían a modo de recompensa el esfuerzo de hoy y de paso renovar fuerzas para la jornada del 2 de agosto de 2017, hasta Caldas de Reis tras algo más de 40 kilómetros.

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