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Desde mi escaño

Sánchez combate la sexta ola del Covid-19 con una medida que es un autozasca a su gestión

Sánchez combate la sexta ola del Covid-19 con una medida que es un autozasca a su gestión https://youtu.be/rmKERdnVkdM

19 de junio de 2021, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, anuncia a los cuatro vientos que en una semana, el 26 de junio de 2021, se acababa la obligatoriedad de las mascarillas en exteriores.

El inquilino de La Moncloa pretendía con esa medida tapar o atenuar el verdadero escándalo que iba a estallar en cuestión de días, el indulto a los golpistas catalanes. La salida de la prisión de los Junqueras, Romeva, los Jordis, Bassa o Forcadell era algo tan pestilente que Sánchez necesitaba un golpe de efecto.

Y a este elemento que habita en el palacio presidencial no se le ocurrió mejor idea que jugar con la salud de los españoles, bajo el convencimiento de que muchos iban a pasar de manifestarse en contra de esa medida de gracia con quienes habían intentado romper en dos España. Aquí lo que importaba era poder circular sin la dichosa mascarilla.

Por supuesto, Sánchez se colgaba una nueva medalla asegurando que se había derrotado al virus y que, además, la vacunación iba viento en popa y a toda vela.

Pasó el verano, llegó el otoño y justo entrando en el invierno, a dos días de las Navidades, al jefe del Ejecutivo socialcomunista no se le ocurrió mejor idea que recuperar la obligatoriedad del uso de las mascarillas en exteriores ante el auge de los contagios.

La medida tiene la misma eficiencia que las que emprende un alcalde en precampaña, efectos pirotécnicos que no dejan de ser petardos mojados.

Porque, estimados lectores, no nos engañemos. La sexta ola no solo se ha expandido de manera exponencial, sino que viene empujada por la variante Omicron que no está dejando núcleo familiar sano de cara a las cenas y comidas de estas Navidades.

Pero Sánchez, perfecto trilero político, pretende vendernos una cosa y la contraria como dos éxitos. Primero presumió de habernos despojado de la dichosa mascarilla y ahora quiere anotarse el triunfo por obligarnos a llevarla de nuevo.

Tiene una jeta de cemento armado y más morro que el Falcon porque la realidad es que este sujeto se ha metido un zasca a sí mismo, una enmienda a la totalidad de su planteamiento inicial. Y lo peor, no les quepa duda, después de Reyes.

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