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Desde mi escaño

Proyectos ilusionantes

Proyectos ilusionantes

Los dos equipos de fútbol más representativos del Archipiélago canario, el CD Tenerife y la UD Las Palmas, se aprestan a preparar una pretemporada que debe servir para acoplar los planteles para alcanzar los respectivos objetivos que se han planteado para el final de curso y que no son otros, en el caso de los blanquiazules, que la permanencia en la máxima categoría y, en el caso de los amarillos, intentar regresar a la Primera. Los primeros, como tampoco podía ser de otra manera, han confiado la empresa al mismo hombre que ha conseguido el ascenso, José Luis Oltra. Intentando conservar el bloque de la pasada campaña, aunque a priori con la ausencia de Alejandro Alfaro, la entidad tinerfeña tendrá que fijarse en el espejo de otros 'novatos' que accedieron a la élite y mantuvieron la categoría sin excesivos agobios. Almería, por ejemplo, me parece un excelente botón de muestra. Su primer año en Primera, con un entrenador neófito en esas lides, Unai Émery, fue capaz de firmar unos números de escándalo y por muy poco se quedó fuera de jugar la UEFA. Por supuesto, en el mundo del fútbol dos más dos no siempre suman cuatro, pero siempre es bueno seguir la obra de quienes te han antecedido, sobre todo si les ha ido bien.

La UD Las Palmas, en cambio, retorna a un pasado glorioso con la confianza de que pueda repetir la hazaña del año 2000. Miguel Ángel Ramírez apuesta ciegamente por el míster que le ha dado las últimas alegrías a una afición, el croata Sergio Kresic, quien no pudo terminar con éxito su aventura en el Numancia por el ¿nerviosismo? de un presidente y las ansias de protagonismo de un director deportivo de medio pelo metido a entrenador, un tal Pacheta. También estamos de acuerdo con que segundas partes nunca fueron buenas, pero pregunten ustedes en el Real Madrid si están o no satisfechos con la vuelta de Florentino Pérez. Sí, Kresic no es un galáctico, no tiene potencial económico para dotar al cuadro amarillo de grandes figuras, pero es un gran trabajador y un descubridor nato de talentos canteranos. Es más, la Segunda no es una división en la que la cartera sea la que dé el pasaporte a la gloria (algo que saben en el Hércules de Alicante), sino que hay que demostrar tener más testiculina y un pelín de suerte. En Gran Canaria creen que el ascenso es posible y por ello se ha recurrido a un entrenador que tiene un largo historial de éxitos en nuestro fútbol.

Sin duda, será muy bonito llegar al mes de mayo o junio con ambos equipos sellando sus objetivos y deparándonos para la tempora 2010/2011 un nuevo derbi en la Primera División. Por lo menos, este año tendremos oportunidad de presenciar en las Islas encuentros de la cream de cream del balompié patrio, con las grandes megaestrellas madridistas y azulgranas en el campo del Heliodoro Rodríguez López, pero sin perder de vista una Segunda que, visto el cartel de algunos equipos, parece una Primera chica. Betis, Real Sociedad, Celta o Hércules son sólo algunos de los nombres que concitan la atención, sin olvidarnos de que también regresan el Cádiz, el Cartagena, el Real Unión o un filial potente como el Villarreal B y sin olvidarnos, por supuesto, de la UD Las Palmas. Si bonita va a ser la pugna que mantendrá el Tenerife, no menos atractiva será la lucha de los amarillos por situarse en las tres primeras plazas de la Liga.

1 comentario

Lewis Rogers -

Los precedentes lo demuestran: un equipo de Segunda no vale para Primera y a la vez uno de Primera no vale en Segunda. Por ello, el Tenerife debería reforzar su plantel con gente a la que no le sea ajena la categoría máxima del fútbol español, algo que no ha hecho hasta ahora, mientras que la UD debe demostrar la solidez que no tuvo en el pasado ciclo liguero. Kresic no es santo de mi devoción, pues lo considero un técnico amarrón que sólo busca ganar todos los partidos 1-0. Luego si su equipo no marca o empata o pierde. Puede que en unas semanas sean proyectos ilusionantes, pero en estos primeros siete días de julio veo a ambos equipos como incógnitas, que nos harán sufrir más que otra cosa, en ambas categorías. Ojalá me equivoque.