Blogia
Desde mi escaño

Flexibilidad comercial

Flexibilidad comercial

La medida adoptada por la Comunidad de Madrid de dar vía libre a la libertad de horarios comerciales para todos aquellos establecimientos que tengan menos de 750 metros cuadrados supone hasta extremos insospechados una revolución que no sólo piensa en el consumidor, sino también en la posibilidad de que comience a moverse el mercado laboral y se puedan realizar nuevas contrataciones ante la perspectiva de un remonte en la cifra de ventas de esos negocios.

Cierto es que Madrid, en el aspecto liberalizador de los horarios comerciales ha estado a la vanguardia de España. Progresivamente, no sólo ha incrementado la cantidad de domingos y festivos en los que se permite la apertura, sino que ha hecho del centro de la capital un lugar de bullicio permanente con tiendas abiertas en el triángulo Mayor, Sol, Preciados los 365 días del año. Ahora, se propone que todos aquellos establecimientos menores de esos 750 metros cuadrados que deseen aperturar puedan hacerlo con total libertad.

Sin embargo, esta novedosa medida, que en realidad no lo es tanto porque el Gobierno de Esperanza Aguirre únicamente se está limitando a cumplir una directiva europea, la Ley Bolkestein, que permite esa flexibilidad máxima en cuanto a la libertad comercial; va a causar verdaderos quebraderos de cabeza entre aquellos que estaban acostumbrados a disfrutar opíparamente de su día de descanso, esos comerciantes anquilosados en el siglo XIX que presionaban y presionaban para evitar precisamente esto, que hubiese otros empresarios deseosos de abrir las puertas de sus negocios, aunque fuese a costa de sacrificar un domingo, pero poder llegar aseaditos económicamente a final de mes.

Al final, porque el mundo es progreso y todos queremos mejorar y contar con los mejores servicios, es lógico que no tenga que estar pendiente de que mañana sea domingo y no pueda hacer la compra. Comercialmente, me parece un avance que ya no tengamos que hacer la diferencia entre un lunes, un jueves o un domingo. Además, insisto, esta no es una ley que obligue a la apertura, como maliciosa y malevolamente se quiere vender desde determinado sector del pequeño comercio, sino que simplemente otorga una posibilidad, quien quiere abre y quien quiere no.

Eso sí, ya puestos, sería también deseable que a este medida comiencen a sumarse las entidades bancarias y las cajas. No parece normal que quienes son depositarios de nuestros capitales vivan a la bartola, con unos horarios que ríanse ustedes del funcionariado. Pero vamos, parece que estamos ante una batalla perdida en ese aspecto. No veo yo a los Botín, González o Rato teniendo que rascarse el bolsillo para pagar extras los fines de semana y festivos o estableciendo un turno de tarde.

1 comentario

Máximo Medina -

En esta ocasión, tipo Mario Conde, voy a ir destripando el artículo punto a punto: 1) De revolución nada, puede abrir quien quiera, pero no es algo obligatorio (¿o sí?), por lo cual seguirá en manos del comerciante el abrir o no. Por cierto, los chinos se apuntan, seguro, pero los demás no está tan claro cuando vean que el volumen de ventas no es suficiente para paliar los costes que supone.
2) Insisto, la ley Bolkestein, como tantas otras de la UE no son de obligado cumplimiento, sino un mero consejo a los que quieran aceptarlo. Que le digan a franceses, británicos o alemanes lo que tienen que hacer para que vean como responden. Nosotros, sí, porque todo lo que venga desde más allá de los Pirineos bienvenido sea, salvo los sueldos que por allí se cobran, que eso no va a poder ser, porque para eso no se ha dictado ninguna ley, ni se aprobará.
3) Los comerciantes 'anquilosados', como autónomos que son, serán los que decidan si abren sus establecimientos o no, porque si lo hacen no podrán disfrutar 'opíparamente' de su día de descanso, es decir en la práctica no podrán tener día libre alguno.
4) Si no se diferencia entre domingo y cualquier otro día de la semana, ¿por qué son entonces los domingos días de fiesta, porque sí?
5) Es imposible, hoy por hoy, que cajas y bancos se sumen a esta medida (los cajeros automáticos están para algo, ¿no?), más que nada porque tienen convenios firmados y dudo mucho que los trabajadores den su brazo a torcer, más que nada porque no es un solo día, sino dos los que cierran cada semana, fiestas de guardar aparte.
6) Metidos en la dinámica ¿por qué ayuntamientos, cabildos, consejerías regionales, ministerios, Congreso y Senado no trabajan, igualmente, los domingos? ¿Porque no tendrían tiempo los políticos para sus mitines?
8) y final. ¿Cómo se va a crear empleo cuando muchos comercios han tenido que cerrar porque no hay actividad y los que sobreviven están dando palos con el rabo? El comercio crearía empleo, y mucho, sólo cuando la demanda despierte y no es ese el caso actual. Más bien al contrario, porque el consumo sigue en picado y el ahorro en ascenso. Como moraleja, trabajar los siete días de la semana y con horarios de diez o doce horas me recuerda un tiempo pasado que fue mucho peor. El de hace más de un siglo. Ahora eso sí, el que está 'deseoso' de abrir, que lo haga en pocos meses descubrirá que no le resulta rentable. Si es que está todo inventado.