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Desde mi escaño

La tijera de Martínez, el de la UGT

La tijera de Martínez, el de la UGT

Es maravilloso ver la doble moral de algunas personas, pero sobre todo, dado que está de moda, la del señor José Ricardo Martínez, de UGT, que es capaz de denostar las reforma laboral de puertas afuera, pero dentro del sindicato aplica los preceptos de esa medida aprobada por el Gobierno. Un ejemplo claro de que seguir a individuos de esta calaña es, como poco, altamente peligroso, sobre todo porque manejan hábilmente dos discursos.

Y es que el señor Martínez puede perfectamente condenar a la banca, pero cobra un sueldo millonario como consejero en Caja Madrid. Reclama una educación pública de calidad, pero lleva a sus hijos a un colegio privado. Exige que no se hagan recortes de personal en las administraciones públicas pero despide sin miramientos a 40 trabajadores del sindicato en cuanto se reduce el ritmo de las subvenciones, precisamente, de los mismos gobiernos a los que critica. Y, ahora, en un ejercicio de funambulismo tremendo, se suma a las tesis gubernamentales de la reforma laboral, esa misma que luego denuncia en las manifestaciones.

Para quien no lo sepa, el señor Martínez consiguió que se aprobase sólo por un voto toda una batería de recortes de plantilla para ahorrar alrededor del millón de euros. Las medidas estarán vigentes durante tres semana y , de no alcanzarse el objetivo de ahorro, UGT-Madrid aplicará un expediente de regulación de empleo temporal.

El señor Martínez propone que aquellos que opten por abandonar el sindicato de manera definitiva tengan una indemnización de 37 días por año trabajado. Es decir, quienes llevan semanas reprochando al Gobierno de Mariano Rajoy que abarate el despido con la aprobación de su reforma laboral y han orquestado movilizaciones en protesta por esta decisión, es decir, los defensores a ultranza del despido de 45 días, han optado en su propia casa por abaratarlo y reducirlo a 37. Toda una contradicción. Pero está claro que el señor Martínez es capaz de poner una vela a Dios y otra al diablo.

1 comentario

Máximo Medina -

Resulta evidente que una cosa es el sindicato y otra muy distinta su aparato. No van a ser menos que nadie y claro que los cabezas pensantes de la organización se inclinan por los despides, EREs o lo que haga falta en momentos de apuro. Igualito que las empresas, que para proteger los beneficios, se quitan de encima a quien sea, por supuesto que no sean directivos, que esos mueren con el barco. De todas maneras, no se puede tachar a un sindicato por un solo miembro, porque he conocido sindicalistas íntegros, entregados a sus causas y además más pobres que las ratas. Claro que la honestidad brilla por su ausencia en muchos estratos de nuestra sociedad. La modernidad la llaman algunos. Cultura del pelotazo, otros más minoritarios.