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Desde mi escaño

Sinvergonzonada de Teresa Romero, miss ébola

Dice el refranero popular español que la mentira suele tener las patas muy cortas y, en el caso de ciertas personas, la caradura muy grande. Esto es perfectamente aplicable a esta fresca, inmoral y desahogada de Teresa Romero, la inconsciente auxiliar de enfermería que intentó meter toda la mierda del mundo contra la médico de familia que la atendió en primer lugar asegurando que ella había comunicado desde el primer momento que había atendido a los dos misioneros tristemente fallecidos tras contagiarse del ébola. Pura mentira. Esta sinvergüenza se ha mantenido en su versión hasta que el castillo de naipes de la falsedad se le ha venido completamente abajo.

Y es que esta chula y altanera, en conjunción con Javier Limón, trataron de ir a por todas creyendo que con tener de su parte a determinados medios de comunicación ya estaba todo ganado y que le iban a sacar a la administración el oro y el moro. Pues bien, por lo pronto, ya ha tenido que retractarse públicamente de las acusaciones primeras sobre la médico de familia e igual las siguientes demandas que esta jeta ha ido interponiendo por los juzgados de la Plaza de Castilla se le pueden quedar en agua de borrajas.

Insisto que tanto a Romero como a Limón sólo les ha interesado en este asunto la pasta y no han tenido el menor disimulo a la hora de pedir la luna si fuera menester. Y mira que se lo dijo la periodista Mariló Montero, que mucho ojo a ver en dónde se metían. Que tal vez la fama que estaban adquiriendo se les podía volver en contra, que a veces hay mucho listillo por ahí suelto y quizá se estaban dejando malasesorar por un abogaducho de tres al cuarto que sólo buscaba aprovecharse del momento mediático para darse a conocer, un tal José María Garzón, que a las primeras de cambio se le ha venido abajo toda su estrategia.

Normal, no obstante, que esta siniestra tiparraca vaya dando tumbos por los juzgados de fracaso en fracaso hasta la derrota final. Un ser tan vil y desagradecido que no está dando las 24 horas del día gracias a Dios por haberse salvado de una muerte segura no merece la pena, pero mucho menos aún cuando se sabe que su irresponsabilidad pudo haber causado la muerte de otras personas, las trabajadoras y las clientas de una peluquería. ¿Hay derecho que encima alguien la ponga como ejemplo a seguir? Digo yo que será un ejemplo a no seguir. Es más, es que cualquiera que se haya tragado sus trolas debería estar ahora mismo vomitándolas…aunque hay muchos que tienen un estómago a prueba de Romeros, Limones y salsa de Excálibur.

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