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Desde mi escaño

Jordi Alba, dedícate al fútbol y no te metas en charcos

Es tan buen jugador de fútbol en la cancha como mala persona en cuando acaba el partido o incluso está ya fuera del terreno de juego. Me refiero al señor Jordi Alba, componente del Fútbol Club Barcelona y de la Selección Española, quien cada vez que puede las lía de todos los colores. El lateral culé lleva unos años abducido por algo o alguien que le ha hecho creerse más que nadie y, sobre todo, capaz de dictaminar lo que puede o no debe publicarse en los medios de comunicación, so pena de que si algo no le gusta, este deportista amenaza poco menos que con separarte la cabeza del tronco.

Alba se ha convertido en esa estirpe de jugadores que se creen por encima del bien y del mal, capaces de ir por el mundo como verdaderos perdonavidas. El problema que tiene Alba, como otros de su quinta, es que no toleran la más mínima crítica a su labor, creen que los medios de comunicación deben bailarles el agua y postrarse a sus pies, aunque el resultado deportivo haya sido una indecorosa eliminación en la primera fase del Mundial de Brasil o una mediocre actuación en la Eurocopa de Francia. Al final, todo es culpa de los periodistas que tenemos que aguantar encima sus bravatas.

Pero no sólo tiene palabras ‘amables’ para la prensa. También deja algún que otro recadito a sus compañeros de profesión. El último en sufrir las burlas de Alba fue el portero del Leganés, Jon Ander Serantes. El portero, según se ha visto en varios vídeos, fue increpado por este futbolista al grito de ¡qué malo eres! y seguido de un gesto mucho más irrespetuoso como fue el mostrar la palma de la mano con los cinco dedos bien abiertos en clara referencia al 1-5 encajado por los pepineros.

Al final, Dios no lo quiera, alguien acabará devolviéndosela a Alba, sobre todo si se trata de otro futbolista, porque cuando se está sobre un césped y encima te van goleando, lo que menos te esperas es que venga un rival y encime se burle de ti de esa manera. Por eso, por actitudes como ésta, hay jugadores que aun siendo excelentes sobre el rectángulo de juego no serán recordados con cariño y otros, con menos carisma, pero con muchísima más educación, siempre estarán presentes en la cabeza de todos. Ahí tienen ustedes a todo un José Eulogio Gárate, Emilio Butragueño o Michael Laudrup, deportistas que han sido caballeros dentro y fuera del campo.

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