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Desde mi escaño

Pasarse dos pueblos

Televisión Española, llevada por una irrefrenable pasión en la jura del cargo de Barack Obama, se pasó ayer dos pueblos con las comparaciones entre diversos momentos cruciales de nuestra Historia. Nadie oculta que la elección del nuevo presidente de los Estados Unidos supone un hecho trascendental en una sociedad, la norteamericana, donde hace sólo cuatro décadas existía segregación racial, con prohibiciones para las personas de raza negra y donde ni por asomo se pudiera pensar que estas personas tuvieran la más mínima opción de decidir la vida de un país tan poderoso como los USA. Sin embargo, una cosa es que Obama sea ahora el amo de la Casa Blanca, y otra bien distinta es extralimitarse en las comparaciones o, directamente, inventarse hechos que nunca tuvieron lugar.

Y es que la locutora, Anna Bosch, dijo que la elección de Obama era igual de importante y trascendente que el asesinato de Kennedy o el de Franco...Sí, sí, como lo oyen. Resulta ahora que al Generalísimo lo mataron, no feneció por causas naturales. Seguramente fue producto de una conjura judeo-masónica, así que ya está el juez Garzón reabriendo el caso, digo yo. Sé perfectamente que la obsesión en la tele gubernamental con todo lo de la memoria histérica o histórica es tanta que a veces se cometen excesos de esta clase, pero uno no puede salir al aire y soltar la primera patujada que se le ocurra, sobre todo a riesgo de quedar en ridículo.

Pero como la obsesión con Franco es mayor de lo que uno pueda pensar, la señora o señorita Bosch aún tuvo tiempo para expresar sin tapujos que la expectación por la llegada de Obama al poder era similar a lo vivido en las naciones donde acabó el comunismo o lo que sucedió en España tras la muerte (ahora sí) del Generalísimo, comparaciones muy cogidas con alfileres, porque ni Bush fue un dictador (fue elegido democráticamente por los estadounidenses) ni tampoco dio sensación de tener el autoritarismo propio de los comunistas.

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