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Desde mi escaño

Garzón y Bermejo, ¡menuda cacería!

Garzón y Bermejo, ¡menuda cacería!

La frase dicha ya hace algunos años por el ya ex alcalde de Jerez de la Frontera, el polémico Pedro Pacheco, esa de que la Justicia es un cachondeo, cobra especial relevancia tras la cacería que realizaron conjuntamente el ministro del ramo, Mariano Fernández Bermejo y el megajuez estrella de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón. Ya es lo que nos faltaba por ver en este bendito país, la connivencia entre el Gobierno y el ala judicial, aunque conociendo al puñetero (por el remate de las mangas, of course) personaje togado, capaz de pasar y salir continuamente al y del lado oscuro, nada resulta ya extraño.

No obstante, lo que resulta surrealista es que teniendo abierto un megasumario contra el Partido Popular, el señor Garzón opte por pirarse todo un fin de semana a una finca jienense, en compañía del ministro Bermejo y otros veinte altos cargos, mientras mantiene y retiene a una serie de personas incomunicadas hasta su vuelta. ¿Esto es de nación seria o de república bananera? La respuesta, creo yo, es bastante sencilla.

Asimismo, es bastante curioso que cada vez que se acercan unas elecciones, sean del rango que sean, de repente saltan a la primera plana una serie de escándalos que, casualidades de la vida, sólo perjudican al Partido Popular, con el agravante de que no se le da la oportunidad de la presunción de inocencia, sino que ya se actúa preventivamente y, si luego no hay pruebas concluyentes, pues se ahueca el ala, pero no hay consecuencias para quienes instruyen las dilengencias.

Pero más allá de lo que pase en este sumario abierto contra el PP, lo que no es de recibo es que juez y parte se vayan juntos. ¿En qué lugar queda la independencia de los jueces cuando el ministro se apunta a un sarao de esta clase? Va totalmente contra natura, pero claro, lo que nunca se debió permitir es que Garzón, en las listas del PSOE en 1993, volviera tiempo después a la carrera judicial. Primero, porque podría ir contra los socialistas, segundo, porque habiendo estado con estos, también podría actuar en la dirección contraria e ir contra el resto de adversarios políticos y tercero, porque la mujer del César no sólo debe ser honesta, sino parecerlo. Pero el togado puñetero o puñetero togado no tiene reparos a la hora de mostrar sus inclinaciones políticas. Seguro que éste no va a la huelga.

2 comentarios

Arístides Rocha -

Los del PP muestran una clara manía persecutoria. Hay que ir a médicos especialistas porque la paranoia deriva en esquizofrenia, y tiemblo solo de pensar lo que puede hacer el gran político español, sin duda uno de los mejores de todos los tiempos, de la historia de la humanidad (aunque en ocasiones parezca una marioneta y todavía esté buscando a la niña, Mariano Rajoy.
Ya muestra síntomas, pensando todavía que fue ETA la del 11-M.
Por cierto, hablando de cacería: ¿que hacía Fraga mientras el Prestige se hundía y llenaba de petróleo las costas gallegas?
Pues eso.

Lewis Rogers -

Vaya mundo en el que vivimos. Una vez más se demuestra que la imagen es más importante que los propios actos en sí. En la política todo es posible, cuando no debiera serlo. Pero esa política no la hace el pueblo, sino sus 'representantes'. Así nos va, y nos irá.